Quince minutos con el Ángel Custodio
Apostolado.
Querido Ángel Custodio mío, siendo que Jesús, nuestro Dios, nos ha dado a todos los católicos la misión de ser evangelizadores y apóstoles, es que entonces te ruego que me prepares el terreno de evangelización con tu ayuda invalorable. Pues sé muy bien que tú, como ángel bueno que eres, tienes el poder de mover los corazones de los hombres a la Verdad, y mucho me puedes ayudar a que yo cumpla la misión que Dios me ha encomendado en este mundo, que es la de llevar a muchos hermanos a la salvación.
Sé que sólo soy poca cosa. Pero contigo y con tu ayuda inapreciable, no tengo miedo a enfrentar al mundo entero, y sé que saldré vencedor en esta misión.
Sólo te pido, querido ángel mío, que no me abandones nunca y que me cuides de las personas que quieren mi mal, y mucho más que me cuides de los demonios, que son enemigos míos, pero también son tus enemigos, para así poder llevar a cabo la tarea que Dios quiere de mí.
Tú, querido ángel, sabes muy bien cuál es la voluntad de Dios sobre mí, qué es lo que quiere el Señor de mi vida y hacia dónde me quiere conducir. Es por eso que te ruego que me guíes con tu mano experta en este camino desconocido para mí.
¡Bendito seas Ángel de Dios, que eres mi compañía en todo momento!