La margarita y el egoísmo
«Soy una margarita en un campo de margaritas», pensaba la flor.
«Entre tantas
otras, es imposible notar mi belleza.»
Un ángel oyó lo que pensaba y le dijo: ¡Pero si tú eres muy
hermosa!
- ¡Pero quiero ser única!
Para no oír más quejas, el ángel la llevó hasta la plaza de una
ciudad para que
sobresaliera por ser la única. Unos días después, el alcalde fue
allí con un
jardinero.
- Aquí no hay nada de interés. Cambiaremos la tierra y plantaremos
geranios.
- ¡Un momento! -gritó la margarita-. ¡Así que pensáis matarme!
- Si hubiese más como tú, podríamos hacer una bella decoración
-respondió el
alcalde-. Pero es imposible encontrar margaritas en los alrededores, y
tú, sola,
no haces un jardín.
Y acto seguido arrancó la flor.