LA ALTURA DE LA MONTAÑALa montaña es un lugar sagrado para casi todas las culturas. Ascendera ellas implica dejar detrás de nosotros todo aquello que nos ata,preocupa, esclaviza o tiñe el día a día de negra rutina. ¡Quépequeño se ve todo desde la altura y, qué diminuta se observa desdeel llano, la grandeza de la montaña!Algo así ocurre con Dios; inmersos en lo cotidiano lo vemos tan lejanoy tan encumbrado en el cielo que olvidamos que, Dios, es el eternoamigo y compañero que avanza a nuestro lado. Es bueno, más en verano,escalar hacia la montaña y poder decir como Pedro (después de unencuentro personal con El); "Señor; qué bien se está aquí".Por mucho que recorramos el mundo detrás de la belleza, nunca laencontraremos si no la llevamos con nosotros"Louis
EL HORIZONTE DEL MAR
El entorno, en el que nos debatimos, nos habla y nos incrusta hasta la
saciedad lo efímero . Nos quieren convencer, en más de una ocasión y
desde diversas ópticas pragmáticas, que no hay más horizonte que
aquel que se presenta delante de nuestras propias narices. Quien piense
lo contrario que procure instalarse delante del inmenso mar. Allá al
fondo, en el horizonte, siempre hay un imán que atrae desde el
infinito. Hay un misterio escondido que habla. Hay una brisa que
acaricia y grita que, por mucho que lo neguemos, estamos llamados a
realidades más profundas que nuestros ojos no ven. Las naciones más
progresivas son siempre las que navegan más.
Emerson
EL FIRME DE LA TIERRA
Nunca como en los tiempos que nos tocan vivir el globo terráqueo está
sujeto a peligrosos vaivenes que nos producen desasosiego, inseguridad,
ansiedad y temor a perderlo todo. Las vacaciones son un tiempo
privilegiado para hacer una purificación profunda de las abundantes
toxinas que llevamos dentro. Un buen antídoto para deshacernos de
ellas es precisamente caminar con paso decidido y firme por aquellos
caminos que creemos que nos pueden aportar paz y sosiego, felicidad y
esperanza. Unos caminos que no siempre serán fáciles de seguir y, que
por otra parte, hasta pueden estar en el ojo de mira de una sociedad
que dinamita toda seguridad humana con resorte de eternidad. La tierra
es un teatro, pero tiene un reparto deplorable. Oscar Wilde
EL INFINITO DEL CIELO
Recientemente una niña que había perdido a su abuelo me preguntaba;
"oye Javier; ¿mi abuelo habrá entrado de cabeza en el cielo?".
Sólo los niños son capaces de abrirse con ingenuidad pero con
interrogantes pidiendo respuestas a los valores de Dios. Hacernos
niños es buscar a Dios en la sencillez de nuestra propia vida. Es
dejar a un lado raciocinios y ecuaciones para rebajar a Dios a nuestra
medida. ¡Claro que sí!; si queremos entrar de cabeza y sobre los
hombros de los ángeles, en el gran coso del cielo, es cuestión de
abrir nuestra vida, ya y desde ahora, a ese infinito. El verano, por
qué no recordarlo, es ocasión propicia para no perder la cabeza y
mantenerla orientada hacia el cielo. Los caminos cuesta abajo son más
fáciles, pero no llevan a la cumbre. René Juan Trossero
EL SILENCIO DEL ESPACIO
Ruidos y decibelios convierten el modus vivendi del ser humano en una
feria continua. Nos juntamos pero no hablamos, andamos pero no caminos
juntos, subimos pero no miramos en la misma dirección, nos miramos
pero no nos vemos. El verano, qué duda cabe, es ese tren en el que
podemos encontrar un amigo para compartir, un confidente para confiar,
una persona a la que ayudar y ...un silencio para escucharnos a
nosotros mismos.
Espacios y silencios son necesarios para dar opción a los demás y
para darnos opción a nosotros mismos. Algunos encuentran el silencio
insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos.
J.Leoz