Si estamos en pie...
Si estamos en pie, recemos por aquellos que han caído, que están desanimados, abatidos, desalentados, y no saben o no pueden volver a empezar. Con nuestra oración los ayudaremos a encontrar el apoyo necesario para volver a empezar.
¿Quién de nosotros no ha caído alguna vez? Y si no hemos caído, entonces no sabemos en carne propia lo que es estar abandonados al costado del camino, sin que nadie se compadezca de uno.
Seamos buenos con todos. No juzguemos a nadie, porque son tantas las vicisitudes de las almas y de las vidas humanas, que no podemos condenar a ninguno porque no sabemos los secretos resortes que mueven esos seres.
Si vemos a alguno de los prójimos que está caído a la vera del camino, no sigamos adelante, sino tomemos ejemplo del Buen Samaritano, y socorrámosle, al menos rezando por su recuperación. Si hacemos así, cuando quizás un día no muy lejano seamos nosotros los tendidos en tierra, una mano amiga y compasiva nos socorrerá, porque la misma medida que usemos nosotros, se usará para nosotros.
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