Ah, Valparaiso. Recuerdo los periódicos viajes de trabajo a
la Aduana, almuerzos en el Bote Salvavidas o en la caleta Portales y onces en
el Riquet de la Plaza Aníbal Pinto. Desde allí se subía al cementerio de
Disidentes a visitar a los familiares. Al regreso, pasaba por el jardín Pumpin
a elegir alguna planta.
Ya fallecieron todos mis parientes conocidos, a sus
descendientes ya no los conozco.
Quizá vuelva otra vez, ya que me interesa ver el museo del
palacio Baburizza, ya restaurado.
Bonito recuerdo del puerto, Kibo.