Duele esta navidad mercantilista; tanto obsequiado, tanto recibido, vaga el amor confuso, revestido de ruin disfraz y máscara egoísta.
No es el amor que nos llenó la vista, frágil, desnudo, trémulo, atrevido, que se arrulla entre júbilo y gemido, nuestra derrota y triunfo, su conquista.
Es un amor de carnaval, fachada, beso superficial, sonrisa helada, regido por la forma, el interés.
Se nos marcan festejos y costumbres, y vamos en olor de muchedumbres con la misma rutina cada mes.