Cada vez son más las voces que claman para salvar el Ártico. Según estudios de Greenpeace en los últimos 30 años,
se ha derretido el 75% del hielo flotante del Ártico. Si a todo ello le sumamos el calentamiento global,
pronto el Ártico será mar abierto y no habrá iniciativa solidaria que lo salve.
El Ártico es el área que está alrededor del Polo Norte e incluye partes de Rusia, Estados Unidos,
Canadá, Groenlandia, Islandia, Laponia, Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. Su amplia superficie
lo hace único en su especie, un paraíso helado que poco a poco va perdiendo su estructura natural.
Las placas de hielo que lo conforman se deshacen a pasos agigantados y la mano destructiva
del hombre no ha hecho otra cosa que empeorar la situación.
Estamos ante un problema global que nos afecta a todos, la supervivencia y mantenimiento de nuestra
especie depende de ello. No podemos y no debemos quedarnos impasibles e indiferentes ante
un ataque medio ambiental de este tipo, así que en nuestra mano y en nuestra firma está la
fuerza que el Ártico necesita para sobrevivir.
Greenpeace precursor de esta iniciativa solidaria manifiesta que “el hielo refleja gran cantidad
de calor solar hacia el espacio y mantiene así fresco al planeta y estabiliza los sistemas meteorológicos.
Proteger el hielo significa protegernos a todos”. Puede parecer lejano, un problema que no nos afecta
y más en la situación actual de crisis económica, pero el mantenimiento del hielo del Ártico es vital
para el funcionamiento global del clima del planeta. Según Greenpeace para evitar los impactos más
catastróficos del cambio climático, es necesario mantener el aumento de la temperatura del planeta
por debajo de los 2ºC. Si la temperatura aumentase por encima de esos 2ºC el Ártico desaparecería,
¿y qué consecuencias provocará en nuestro día a día? Greenpeace apunta a que las estaciones, las cosechas,
los alimentos que podemos cultivar, los bosques, las playas y el nivel del mar, las especies de animales
cambiarían de manera irreversible.
A todo ello hay que añadir las prospecciones petroleras y la pesca industrial en el Ártico.
Buscar oro negro en las aguas desheladas del Ártico se ha convertido en una prioridad para muchos.
Según investigaciones de Greenpeace para perforar el Ártico, las petroleras tienen que apartar los
icebergs que sus plataformas encuentran en el camino, y derretir el hielo flotante con mangueras
gigantes de agua caliente. Dejando que esto pase, nos exponemos a que un vertido catastrófico sea cuestión de tiempo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas tiene la última palabra, así que de nosotros depende que la zona
alrededor del Polo Norte sea declarada santuario global. Con un simple gesto, con una simple firma podemos hacer mucho.
Si nos remontamos a 1979, Greenpeace junto a millones de personas se unieron a la causa de salvar la Antártida.
Uniendo fuerzas conseguimos que la Antártida quedara protegida por el Tratado Antártico, el cual establece
que el territorio se utilizará únicamente para fines pacíficos, establece la libertad de investigación científica
y prohíbe toda actividad militar en el continente así como la reclamación de soberanía territorial.
Voces como las de Juan Ramón Lucas, Alejandro Sanz, Dani Mateo o el Gran Wyoming, han unido sus fuerzas
por una causa común. Porque entre todos podemos cambiar las cosas,
porque en nuestra mano está el futuro del Ártico.