'Balada en honor de las musas de carne y hueso', de Rubén Darío.
"Nada mejor para cantar la vida, y aun para dar sonrisas a la muerte, que la áurea copa donde Venus vierte la esencia azul de su viña encendida. Por respirar los perfumes de Armida y por sorber el vino de su beso, vino de ardor, de beso, de embeleso, fuérase al cielo en la bestia de Orlando, ¡Voz de oro y miel para decir cantando: la mejor musa es la de carne y hueso!" [...]