Señora mía perdone si he llamado, no comprendo todavía, mis ansias de hablarle ni lo que hago es algo como un fuego que me abraza.
Señora mía aún no se retire, por favor no me despida, sé bien que no son horas pero tengo que decirle que llevo aquí su imagen en el fondo de mi alma y me he soñado acostado en su tibio lecho, de noche yo miraba siempre hacia su ventana y así me imaginaba secretos suyos.
No se me asuste si solo he venido a decirle dos palabras, no quiero abusar de su confianza le pido un poquito de esperanza.
Señora mía aún no se retire, por favor no me despida, sé bien que no son horas pero tengo que decirle:
Señora mía la llevo en el fondo de mi alma y me he soñado acostado en su tibio lecho de noche yo miraba siempre hacia su ventana y así me imaginaba secretos suyos.
Señora mía la llevo en el fondo de mi alma y me he soñado acostado en su tibio lecho de noche yo miraba siempre hacia su ventana y así me imaginaba secretos suyos.