He dejado el rastro de mis besos taladrando el contorno de tus labios, en mi ausencia te acarician como gotas como pétalos disueltos en tu boca, auroras matinales que despiertan la sombra traslúcida de tus antojos.
Cuando no pueda decirte que te quiero, basta que recuerdes esos besos, perfumados a jazmines y alelíes de esas tardes cuando te tomaba preso, moribundo entre caricias y embelesos.
Acuérdate cuando acerqué mi boca ávida de deseos por sentir la tuya, por embriagarme con el néctar dulce que como miel libamos juntos, en sagrada unión de nuestros labios.
Besos exquisitos tuyos y míos, que son como tocar la gloria, pertenecernos solo por un instante, un segundo en el que morimos juntos, y renacemos rozando el paraíso.