Muere José Balmes, Premio Nacional de Artes Plásticas
Artista de vocación política, fundó el grupo Signo, emparentado con el informalismo. El Premio Nacional de Artes nacido en España murió ayer a los 89 años de edad.
Habría sido el cierre perfecto del círculo. José Balmes llegaba a los 90 años mientras el Museo de Bellas Artes le dedicaba una gran retrospectiva. Finalmente no pudo ser: las complicaciones multisistémicas derivadas de una obstrucción intestinal sufrida el domingo no quisieron que el artista chileno-español viera aquella gran muestra que se planifica para el próximo año. El Premio Nacional de Artes 1999, uno de los sobrevivientes del Winnipeg, murió ayer a los 89 años, un tiempo después de haber sido sometido a una operación intestinal, tras la cual había desarrollado una neumonía.
Miembro fundador del grupo Signo junto a su esposa Gracia Barrios (1927), Enrique Martínez Bonatti (1930) y Alberto Pérez (1926-1999), José Balmes fue uno de los grandes representantes chilenos del informalismo, la corriente que rompió con la pintura figurativa tradicional y que se desarrolló en Francia tras la Segunda Guerra Mundial al mismo tiempo que el expresionismo abstracto en Estados Unidos. De hecho, Signo nació después de que los mencionados artistas participaran en la Segunda Bienal de Juventud de París, en 1961. En esa época, el pintor nacido en el pueblo catalán de Montesquiu ya estaba casado con la artista chilena Gracia Barrios, hija del escritor Eduardo Barrios. Pocos años antes, en 1957, había nacido su hija Concepción Balmes, que también desarrolló una carrera en las artes visuales, conformando una de las familias artísticas chilenas más emblemáticas de los últimos 30 años.
Nacido en un hogar de artistas y panaderos con ideas republicanas, José Balmes salió de España con destino a Francia después de la Guerra Civil Española. La contienda armada también provocó un cambio en la pintura de sus años iniciales: pasó del caballete y el paisajismo catalán a una obra dónde la realidad social importaba más que antes. Una vez en Chile, entró a los 12 años como alumno libre a la Escuela de Artes y ya en 1947 ingresó a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, organismo al que estaría ligado durante gran parte de su vida, primero como académico y luego como decano, entre 1972 y 1973.
Miembro del Partido Comunista, Balmes fue un activo partidario de la Unidad Popular y en 1971 participó en el proyecto del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, que en su inicio recibió cerca de 500 obras en apoyo al gobierno de la Unidad Popular. Tras los años de exilio en Francia, Balmes retornó a Chile en 1986 y en 1999 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas. Como una vuelta de mano del tiempo, en el 2006 también asume como director del reabierto Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA), cargo en el que se mantuvo hasta el año 2010, cuando fue reemplazado (no sin cierta polémica) por Ernesto Ottone. El actual ministro de Cultura fue de los primeros que anoche se expresó por Twitter sobre su deceso (”Nos ha dejado el inmenso José Balmes, uno de los más grandes maestros. Recordaremos tu valentía, tu consecuencia y tu genio”).
Un año después de su salidad del MSSA, Gracia Barrios eacibió el Premio Nacional de Artes. Súbitamente, la creación de ambos adquirió un inesperado nuevo vuelo. Juntos seguirían realizando obras durante algún tiempo más, pero el paso de los años va dejando huellas y consecuencias definiitvas: en el 2014 dejan de pintar y en enero del 2015 realiza una exposición conjunta en el Museo de la Memoria. La muestra se organizó en torno al tópico del exilio, una experiencia traumática que el pintor nacido en Cataluña vivió primero como temprano desterrado de España y luego como expulsado del régimen militar. Ocho meses después, en septiembre, la galería VALA (Vanguardias Latinoamericanas) abrió sus puertas en calle Holanda, con la muestra Winnipeg, que recuerda los 76 años desde que el barco arribara a costas chilenas, trayendo a bordo a más de 2 mil refugiados de la Guerra Civil Española, entre ellos dos niños que se transformarían en pintores: José Balmes y Roser Bru. Obras de ambos, junto a las de Barrios y Guillermo Núñez, habitaron este espacio. Marcelo Aravena, dueño de VALA, agente de Balmes desde hacía 5 años y marchante de la dupla Balmes-Barrios, lo recuerda como un hombre “con mucha sabiduría, con un gran legado como artista y como académico”.
Maestro de varias generaciones y de artistas como Francisco Brugnoli, Patricia Israel, Eugenio Dittborn y Gonzalo Díaz, José Balmes (al igual que Gracia Barrios), siempre prefirió el gran formato. El rasgo clásico de su obra es el compromiso social y una gran expresividad que se concreta a través de óleos, pero también en mucha utilización de collages, objetos cotidianos o aerosol. Aunque el componente político es evidente en su obra, siempre hay un rasgo humano único.
Dos intervenciones quirúrgicas de importancia, a las que fue sometido en las últimas semanas, le desataron un cansancio crónico, cuenta Aravena. “Se fue cansando de a poco”. Sin embargo, agrega el galerista, la exposición de abril próximo en el Bellas Artes lo tenía “muy feliz”.