1
Lavamos bien las berenjenas y las cortamos en rodajas. Las colocamos extendidas y las salamos. Dejamos reposar al menos 30 minutos, para que las berenjenas suden y pierdan su amargor. Retiramos el líquido que han soltado con papel de cocina.
2
Ponemos a calentar aceite en una sartén antiadherente. Cuando esté bien caliente sofreímos las rodajas de berenjena hasta que estén tiernas. Al sacarlas de la sartén las colocamos sobre papel absorbente para que eliminen el exceso de aceite.
3
Colocamos las rodajas de berenjenas sobre el fondo de una fuente apta para horno. Las iremos poniendo ligeramente superpuestas para que se cubra todo el fondo y no queden huecos libres.
4
Extendemos una capa de salsa de tomate sobre las berenjenas.
Escurrimos bien el aceite del atún, lo desmigamos y lo repartimos sobre la capa de tomate que acabamos de poner.
Cubrimos con otra capa de berenjenas, espolvoreamos generosamente con queso rallado y añadimos las anchoas y las aceitunas.
5
Introducimos al horno, calor y gratinador, hasta que el queso se funda y el pastel de berenjenas esté dorado al gusto.