1
En la cazuela donde prepararemos las alitas ponemos a calentar aceite. Introducimos los ajos, con su piel incluida y los salteamos a fuego medio hasta que empiecen a estar dorados. Sacamos y reservamos.
2
Salamos las alitas de pollo y las ponemos a dorar, junto con el laurel, en la misma cazuela donde hicimos los ajos.
Cuando las alitas estén tostadas añadimos el zumo de limón, procurando repartirlo bien por ambos lados de las alitas.
3
Regamos ahora con el vino blanco y subimos el fuego hasta que se evapore el alcohol. Añadimos agua, sin llegar a cubrir el pollo, incorporamos de nuevo los ajos laminados y dejamos cocer todo junto hasta que la salsa espese al gusto y el pollo esté tierno y jugoso.