Ha vuelto a mí, a mis esquinas después de tantos años. Después de los olvidos, la fiebre, la amarga oscuridad del abandono. Ha vuelto y aquí mis manos de nuevo han abrigado sus manos y sus ojos han leído en los míos páginas antiguas que aprendieron a dialogar con las derrotas. Uno descubrió con el tiempo el precio de las cosas. Estas cosas inasibles, los latidos abruptos de la vida, y conoce por fin el valor de la alegría y la versátil penumbra de los sueños. Sin embargo un alcance. Fue tan largo el periplo del silencio que ahora sólo somos una sombra emboscada en el recuerdo. Y otro alcance. Ha llegado la fina dulcedumbre de la tarde y el canto del otoño a vestir de templanza el árbol de los sueños.
Laris, galvarino y etc.
antiguo poema, guardado en mi blog ...