Esperando el mañana
Mitigar el dolor de la soledad en el ser humano.... es difícil. El apuro, las múltiples tareas, la flojera, son obstáculos . Pero el abuelo,a, está doblemente solo: ya no trabaja, y cada vez es menos apreciada su cercanía, se convierte así en un solitario,y no sólo fisicamente, sus ideas tampoco le interesan a nadie, se le escucha casi por obligación o con cierta condescendencia, y lo que es peor , a medias, con la cabeza puesta en otro lado. Así van perdiendo el sentido de la amistad, cada vez participando menos del devenir diario . Socializar es una palabra que ya perdieron de vista. Se vuelven taciturnos, reconcentrados, indiferentes. Parecen no sufrir por la desconexión en la vida familiar y social ; finalmente aceptan la marginación y se vuelven callados y lejanos. El extraño encanto de vivir en soledad, les envuelve y les ahoga imperceptiblemente como si fuera lo único que pueden esperar en este recodo lento y silencioso de la vida y el tiempo se alarga casi hasta desaparecer, lo que hablan los otros les llega en sordina, como una música de fondo de alguna película antigua. Así caen en el espiral que significa vivir que es nacer, crecer, llegar a la cúspide y empezar lentamente, a caer , poco a poco en el abismo. Cada vez hay más gente con mucho más de setenta años, pero también cada vez hay más gente silenciosa, viviendo un estrecho mundo de soledad y carencias afectivas, monótono y cruel. Es cierto que hay clubes de gente mayor, pero son pocos, y a muchos no les atrae hacerse parte , siendo notoria la ausencia de varones . Ellos porfiadamente prefieren seguir en soledad .... esperando el mañana .