En 1972 era misionero entre los indios de la tribu campa, en la selva peruana. La obra adventista fue establecida entre los campas por medio del ministerio de uno de los héroes modernos de la fe: el Pr. Fernando Stahl. Tuve la oportunidad de seguir las huellas que el misionero americano recorriera en el valle del río Perené. Conversando con algunos indios que todavía vivían en ese tiempo y habían sido bautizados por el pastor Stahl, descubrí facetas heroicas que me llevaron a escribir el libro Él nos amaba, donde relato incidentes que el tiempo ya estaba dejando en el olvido.
En cierta ocasión visité a Catosho Machari, uno de esos indios, y le pedí: "Quiero que me hables del pastor Stahl, ya que fuiste su guía en esta selva". El viejo indio estaba sentado cerca del fuego, en el interior de su choza. Ya no veía más, y se le notaba el cansancio por los años vividos. "¿El pastor Stahl?", preguntó, y levantó la cabeza como si tratase de rescatar los recuerdos. Afuera las cigarras indicaban, con su monótono canto, que debía ser media tarde. De repente los ojos del indio se humedecieron y dos lágrimas corrieron por los surcos que el tiempo había hecho en su rostro. "Él nos amaba", dijo. Tres palabras. Simplemente tres, pero que expresaban todo lo que el pastor Stahl había significado para los habitantes de esa región.
Las historias que me contaban los indios, me hicieron admirar a ese hombre. Acosado por las fieras, por los bichos de la selva, por los indios que no tenían contacto con nuestra civilización a principios de siglo, enfrentó todo, "firme y constante" en la obra del Señor. Les estableció escuelas, y luchó para llevarles salud y salvación.
¿En dónde estaba la fuerza de ese hombre? El versículo de hoy dice que debemos saber que "en el Señor, nuestro trabajo no es en vano".
Los que desean ser cada día más semejantes a Jesús no mirarán a este texto como un imperativo que los obliga a concentrar todas sus energías para ser "firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor". Verán en este texto la descripción de lo que sucede en la vida de los que viven "en el Señor". Son firmes y constantes, no porque lo sean por sí mismos, sino porque están en el Señor y viven en el Señor. Descubrieron cuál es la fuente de las grandes virtudes. El versículo de hoy es el 58, pero el 57 dice que "gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo", y esto lo explica todo.