Existen muchas variedades de té y los más conocidos por sus propiedades benéficas para la salud son: el té blanco (conocido como yinzhen que quiere decir “aguja de plata”), el té verde, el té rojo y el té negro. Se diferencian por la profundidad del procesamiento y su contenido de sustancias que le confieren su potencial curativo llamadas Polifenoles.
El té blanco es la variedad menos procesada, por lo que contiene la mayor concentración de polifenoles, además de esto: • Es 100% más potente que el té verde y contiene sales minerales como: sodio, potasio, fluor, hierro, sílice, magnesio, calcio y fósforo y xantinas como cafeína, teofilina y teobromina. • No contiene colorantes, saborizantes ni preservativos, por lo cual su consumo no tiene ninguna contraindicación. • Contiene menos cafeína que otros tipos de té y 50% menos que el café, por lo cual es un excelente sustituto de éste. • Es más eficaz que las vitaminas C y E como antioxidante.
En el Congreso Nacional de la Academia Americana de Química (marzo 2004), se presentaron pruebas del alto potencial anticancerígeno que confiere el consumo regular del té blanco y según investigadores del Instituto Linus Pauling, es el antioxidante natural más potente que existe en la naturaleza, por lo que protege contra las mutaciones del ADN (primera etapa en el desarrollo del cáncer).
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Se recomienda su consumo acompañado de correctos hábitos de vida, evitar tabaco y alcohol, alimentación rica en frutas, vegetales y, por supuesto, practicar ejercicios aunque sean moderados, en forma frecuente. ¡BUEN PROVECHO!
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