
La Santidad es para ti
"Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley, si no bajo la gracia"
(Romanos 6:14)
El agudo timbrazo del teléfono hizo astillas la tranquilidad de la hermosa mañana de Colorado. En el otro extremo estaba uno de esos individuos sumamente imposibles que DIOS parece haber esparcido por la tierra para probar la gracia y la paciencia de Sus hijos.
Aquella mañana estaba en plena forma: arrogante, impaciente, exigente. Colgué el teléfono ardiendo por dentro de cólera, resentimiento y, quizás, hasta de odio. Echando mano de mi chaqueta, salí al aire frío para tratar de recuperar mi compostura.
La paz de mi alma, tan cuidadosamente cultivada en mí "tiempo de quietud" con DIOS esa mañana, había sido desgarrada y reemplazada con un humeante volcán emocional.
Mientras me calmaba, mi cólera se convirtió en un agudo descorazonamiento. Eran nada más que las ocho y treinta de la mañana y mi día estaba arruinado. No me sentía únicamente descorazonado; estaba confundido. Solo dos horas antes había leído la declaración enfática de Pablo: "Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley, si no bajo la gracia".
Más a pesar de esta promesa de victoria sobre el pecado que sonaba tan bien, ahí estaba yo, atrapado en el
círculo vicioso de la cólera y el resentimiento.
"¿Tiene de veras la Biblia alguna respuesta para la vida real? "me preguntaba esa mañana. Deseaba con todo mi corazón vivir una vida obediente y santa pero una simple llamada telefónica me había propinado una derrota humillante.
Quizá este incidente te suene familiar. Las circunstancias posiblemente varíen, pero tu reacción fue similar. Tal vez tu problema sea que pierdes los estribos con tus hijos, o tienes un arrebato de ira en el trabajo, o un hábito inmoral que no puedes vencer o quizás varios "hábitos pecaminosos" que te derrotan día tras día.
Hay esperanza. Tú y yo podemos andar en obediencia a la Palabra de DIOS.
El pecado no será nuestro señor.
El término santo en varias formas aparece más de 600 veces en la Biblia. Más importante todavía:
DIOS nos manda específicamente a ser santos
(Levítico 11:44)
En algunos círculos, la santidad se equipara con una sucesión de prohibiciones; por lo regular en campos como fumar, beber y bailar. Cuando tenemos ese enfoque de la santidad, estamos en peligro de volvernos como los fariseos, con sus listas interminables de obligaciones y prohibiciones triviales, y su actitud de santurronería.
Estas ideas, pierden de vista el verdadero concepto. Ser santo es ser moralmente inocente. Es estar apartado del pecado y, por lo tanto, consagrado a DIOS.
Para comprender el concepto de santidad en 1 Tesalonicenses 4:3-7,
Pablo empleó el término en contraste con una vida de inmoralidad e impureza.
Pedro lo usó como opuesto a vivir de acuerdo con los deseos malignos que sentíamos cuando vivíamos sin CRISTO (1Pedro 1:14-16).
Entonces, vivir una vida santa es vivir una vida conforme con los preceptos morales de la Biblia y opuesta a los hábitos pecaminosos del mundo.
Nuestro primer problema es que nuestra actitud hacia el pecado está más centrada en nosotros que en DIOS. Estamos más preocupados por nuestra propia "victoria" sobre el pecado que por el hecho de que nuestros pecados contristan el corazón de DIOS.
W.S. Plummer dijo: "Nunca vemos el pecado como es debido hasta que lo miramos como algo que hacemos contra DIOS …
Todo pecado es contra DIOS en este sentido: Que es Su ley la que se quebranta, Su autoridad es la que se desprecia, Su soberanía la que queda reducida a nada.
Por eso David dijo: "Contra ti, contra tí solo he pecado".
DIOS quiere que andemos en obediencia, no en victoria. La obediencia está orientada hacia DIOS, la victoria está orientada hacia uno mismo.
Esto no significa que DIOS no quiera que experimentemos la victoria, si no más bien hace hincapié en que la victoria es un subproducto de la obediencia. Mientras nos concentramos en vivir una vida santa y obediente, experimentaremos con certeza, el gozo de la victoria sobre el pecado.
Nuestro segundo problema, es que hemos interpretado mal "vivir por fe" como si quisiera decir que no necesitamos esforzarnos por conseguir la santidad.
La fe en CRISTO es la raíz de toda santidad … ningún cristiano bien instruido pensaría jamás en negarlo. Pero con seguridad la Escritura nos enseña que al buscar la santidad el verdadero cristiano necesita obrar y esforzarse personalmente así como tener fe.
Tenemos que enfrentar el hecho de que nos cabe una responsabilidad personal por nuestro andar en santidad.
Nuestro tercer problema es que no tomamos en serio algunos pecados. Mentalmente hemos clasificado el pecado en lo que es inaceptable y lo que puede ser tolerado un poquito.
Bendiciones para tu vida.
Con amor siempre tu amiga.
Tomado del archivo

|