Todos los días, cada día sin excepción, separe y programe unos pocos minutos para usted mismo. Disfrute de cuatro o cinco minutos en soledad y en silencio. Haga una oración si así lo desea; vaya dentro de usted mismo, interiorícese con pensamientos de perdón, de comprensión, de tolerancia, de agradecimiento, de satisfacción y de amor por usted mismo, siéntase orgulloso y agradecido por lo que ha hecho bien y disfrútelo. Se lo merece.
|