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Hombre mortal mis padres me engendraron, aire común y luz de los cielos dieron, y mi primera voz lágrimas fueron, que así los reyes en el mundo entraron.
La tierra y la miseria me abrazaron, paños, no piel o pluma, me envolvieron, por huésped de la vida me escribieron, y las horas y pasos me contaron.
Así voy prosiguiendo la jornada a la inmortalidad el alma asida, que el cuerpo es nada, y no pretende nada.
Un principio y un fin tiene la vida, porque de todos es igual la entrada, y conforme a la entrada la salida.
Lope Félix de Vega y Carpio
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