“La pintada a caricias ideales.../ DE toda bendición, todo consuelo,/ la que mira a la tierra desde el cielo/ con los divinos ojos maternales”.
(Manuel Machado)
Si eres creyente, seguro que no faltará en tu casa una imagen, un cuadro de alguna Virgen que te guste y de la que eres un ferviente devoto.
Cada día la ves, cada día recreas en ella tus bellos anhelos; cada día le diriges tu mirada para que sea transparente como la de ella; cada día susurran tus labios alguna plegaria; cada día conversas con ella; cada día se ilumina tu interior tan sólo con su presencia.
La persona busca siempre un ideal femenino en el cual proyectar todas sus ansias de belleza, sus inquietudes de perfección, la delicadeza de alma, la sensibilidad exquisita, tan maltratada en nuestros días por mor del consumo y otras indignidades que la afean.
La Virgen no está fuera de ti, Está dentro de ti. Ella la proclamó su Hijo, al morir en la Cruz, la madre de todos los hombres.
Por eso, desde el cielo resplandeciente mira a la tierra para aportarle el contenido sensible que necesita la persona.
Por eso, ella, Madre y Maestra de cada uno sabe mirar como amor de Madre a cualquiera sin distinción de razas, lengua o nación.
Su mirada es maternal y al mismo tiempo divina. En eso se diferencia de nuestras madres: en la divinidad.
Mira, desde hoy, el cuadro que tienes en casa con un acento poético y lleno de caricias ideales.
¡Vive hoy feliz!