Victoria Segura
Era una noche lluviosa, sintiendo yo un gran dolor, pensamientos encontrados, turbaban mi corazón.
Le dije: “Señor, ¿qué pasa? Tú dices que estás conmigo, ¿por qué me siento enlutada a causa del enemigo?
Tú dices en tu Palabra, la verdad os hará libre. Le dije… ¿por qué Señor tantos problemas me afligen?
Solo pienso en lo imposible, solo pienso en el fracaso, quiero resolverlo todo, con la fuerza de mi brazo.
De momento la Palabra iluminó mi pensamiento, y en el salmo 23 medité por un momento.
Pero si tengo un pastor, el gran Dios del Universo, que con su vara y callado, a mi alma dan aliento.
Basta ya de tanta queja, basta de tanto lamento. Le dije al problema “marcha”, al dolor “no te tolero”, a la inquietud, “mía no eres”, a la duda “te detesto”.
Pues a ese Dios que le sirvo, el Creador del Universo, el que un día determinado, murió por mí en un madero, la victoria me dará, eso lo tengo por cierto.
Autora: Felicita Rosado
Cariños, Ximena
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