Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”
2 Timoteo 3: 16 y 17

Esta carta fue escrita por el apóstol Pablo desde su último encarcelamiento en Roma. Desde esa prisión ya no saldría con vida. A pesar que su muerte estaba próxima, siguió firme en su labor docente. Como el gran maestro que era, no dejó de enseñar a sus discípulos el Evangelio del Señor Jesucristo. En estas hermosas palabras encontramos una de las definiciones más claras y sencillas sobre la autoría,  utilidad y propósito de la Biblia. Analizando su mensaje encontramos estas respuestas: Autor e inspirador de La Biblia, Dios mismo mediante el Espíritu Santo;  en cuanto a su utilidad, enseñar, convencer de pecado, corregir lo deficiente e instruir al corazón humano. Y en relación al propósito, perfeccionar a las personas a través del ejemplo del mismo Jesús.
Cuántas veces habrás oído opiniones  poniendo en tela de juicio al autor de la Biblia bajo el argumento que fue escrita por personas comunes.¡Y es cierto que fueron personas comunes! Con la diferencia, que  lo hicieron bajo la dirección directa de Dios. ¡Y eso es indiscutible! Por lo tanto, si aceptamos con fe al autor, aceptemos también su mensaje. Y esa es la clave. Poner fe al leer esta palabra. 

nadie mejor que Dios conoce tu corazón. Ante sus ojos nada se puede esconder. Ni lo bueno, ni lo malo. Pero ¿Sabés una cosa? Aún sabiendo esto, Jesucristo dio su vida por vos, para que al recibirlo con fe como Señor y Salvador y  ser perdonado por Él, seas así su hijo y alumno. Teniendo su ejemplo maravilloso de vida y siendo dócil a la guía del Espíritu Santo, también serás enseñado, instruido y perfeccionado. En pocas palabras, ¡serás inmensamente feliz! Te animo a que, ahora mismo, hagas la oración de fe.