Salmo 18: 20-28
20 Jehová me ha premiado conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
21 Porque yo he guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.
22 Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.
23 Fui recto para con él, y me he guardado de mi maldad,
24 Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.
25 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.
26 Limpio te mostrarás para con el limpio,
Y severo serás para con el perverso.
27 Porque tú salvarás al pueblo afligido,
Y humillarás los ojos altivos.
28 Tú encenderás mi lámpara;
Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
Versículos 20-28
1. David, ya consolado, reflexiona sobre su integridad personal y se regocija en el testimonio de su conciencia de que se ha comportado con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal (2 Co. 1:12). Sus liberaciones lo evidenciaban, y éste era el gran consuelo que sacaba de ellas, pues testificaban de su inocencia ante los hombres y le exoneraban de los crímenes de que era acusado falsamente. Esto es lo que él llama «retribución conforme a su justicia» (vv. 20, 24). Con gran satisfacción recuerda aquí él este testimonio de su conciencia (Bb. 21,23). Aun cuando seamos conscientes de más de un tropezón y de algunos malos pasos dados, si nos recuperamos par media del arrepentimiento y continuamos por el camino del deber, no nos será computado como un apartamento de Dios, puesto que no ha sido un apartamento malicioso. David había conservado su vista fija en la norma de los mandamientos de Dios (v. 22): «Pues todos sus preceptos (lit. juicios) estuvieron delante de mí».
- 2. Toma de aquí ocasión para sentar las normas del gobierno y del juicio de Dios, a fin de que conozcamos no sólo lo que Dios espera de nosotros, sino también lo que nosotras podemos esperar de él (vv. 25,26). Los que se muestran misericordiosos con el prójimo, hallarán misericordia con Dios (Mt. 5:7). Dondequiera encuentra Dios un hombre recta, hallará éste un justo Dios.
- 3. De ahí toma ocasión David para consolar a las humildes (v. 27): «Porque tú salvas a la gente humilde, que es perjudicada y lo soporta con paciencia, pero humillas los ojos altivos, los de quienes piensan de sí mismos altamente (comp. Ro. 12:3) y miran a los demás por encima del hombro, coma suele decirse, menospreciando a los pobres y piadosos (V. también Lc. 1:51-54). También toma David ocasión para animarse a si mismo (v. 28): «Tú encenderás mí lámpara, me conservarás la vida y me protegerás de mis enemigas, Yahweh mí Dios alumbrará mis tinieblas (comp. con 27:1), de forma que no me sorprenda la muerte y pueda así yo seguir teniendo oportunidades de servirte a ti y a los intereses de tu reino en media de los hombres.
Daniela
muchas bendiciones