La equitación, una medicina natural
Los efectos terapéuticos del caballo no se han descubierto ahora ni mucho menos. Ya los griegos se dieron cuenta de que la equitación era una actividad regeneradora: tonifica el cuerpo y eleva el estado de ánimo. Durante el siglo XVII nuevos hallazgos médicos mostraron que cabalgar era especialmente efectivo para luchar contra la gota.
Es el científico francés Chassiagnac uno de los primeros que avanzaría las líneas de investigación en torno a la equinoterapia. A finales del siglo XIX descubrió que la monta mejoraba los movimientos y el equilibrio de sus pacientes, y por eso, aplicó la equitación como tratamiento para los trastornos neurológicos, motrices y psicológicos.
Durante los años 60 se vivió un auténtico auge de esta terapia, sobre todo en Alemania. Es aquí donde se han producido los resultados más significativos y donde la equinoterapia se ha revelado como un método efectivo para tratar determinados males. La relación entre el movimiento del animal y la respuesta del enfermo se convirtió en la base del tratamiento.