Pasos a seguir
Para empezar, es esencial que el animal y el paciente entablen una relación especial, por eso en los primeros contactos, es necesario generar confianza entre ellos. Las caricias y las atenciones con el caballo suelen ser efectivas para 'romper el hielo'.
La equinoterapia nunca consiste en enseñar al paciente a montar a caballo. Es mucho más complejo que eso. Se trata de colocar al paciente de tal manera que el movimiento pueda estimular su organismo y así facilitar la rehabilitación. Los fisioterapeutas suelen ser los profesionales que se encargan de esta tarea.
Normalmente el enfermo se sitúa en la cruz del caballo, lugar donde la columna del equino es más alta. Posteriormente se probarán otras posturas que favorezcan el riego sanguíneo, la estimulación sensorial y el equilibrio.
Las sesiones van de menos a más. Dos o tres veces a la semana se entrará en contacto con el caballo en ejercicios de 15 minutos. Éstos se irán incrementando progresivamente hasta la hora de duración. Habitualmente antes y después de montar, son necesarias dos sesiones: una de calentamiento y otra de relajación, respectivamente, que acomoden el cuerpo al ejercicio que se va a realizar sobre el equino.