Paseaba por el bosque y observaba los árboles, pensaba en lo que vemos de un árbol su troco y su copa, florecidos en primavera, y soportando el invierno desprovistos de su follaje, los arboles son en verdad maestros para el hombre, sabemos que debajo de ese tronco y esa copa, hay profundas raices abriendose caminos, sujetamdo al gigante que se alza en la superficie, dándole la fuerza para que soporte tempestades, vientos tormentas, nutriéndolo todo el tiempo.
Pense las copas son las mentes, el troco es el cuerpo y las raices, las raices podrian ser el alma.
Ahora pensemos en nosotros , los hombres. En nuestras mejores épocas, desplegamos un follaje hermoso, damos frutos que han estado madurando a lo largo de estaciones. En otras épocas, te quedas desnudo, sin hojas ni flores, sin frutos. Pareces vacío, pero aún así, es sólo cuestión de tiempo...Dios nos ayuda a florecer.
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