Leer | DANIEL 6.1-28
Febrero 2, 2011
Vivimos en un mundo esquivo donde la capacidad de perseverar en las dificultades es un rasgo de carácter poco común. Si un trabajo es difícil o aburrido, es muy común que la gente piense: ¿Por qué no renunciar y conseguirse otro? Cuando un matrimonio se vuelve tenso e infeliz, es más fácil darse por vencido y empezar de nuevo con otra pareja. Por otra parte, muchos matrimonios permanecen juntos sin la obligación matrimonial.
Por desgracia, esta falta de perseverancia es evidente, incluso entre los creyentes. A la primera señal de conflicto o desacuerdo, algunos cristianos saltan a otra iglesia en vez de permanecer fieles a una congregación local y superar sus dificultades. Y en nuestro caminar espiritual, muchos de nosotros batallamos para mantener un tiempo a solas regular con el Señor. El cansancio o las exigencias del día hacen que ese tiempo se nos escape, mientras corremos tras las cosas de este mundo.
Daniel era un hombre de fidelidad inquebrantable. Ni siquiera el saber que podía ser asesinado le impidió seguir con su costumbre de orar tres veces al día. Esa fidelidad al Señor fue notada por otros. Sátrapas y comisarios envidiosos utilizaron la fidelidad de Daniel para ponerle una trama, pero el rey creyó que esa sería la clave para su liberación. "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre" (v. 16).
Las descripciones bíblicas de Daniel son impresionantes: influyó en naciones y líderes poderosos. Pero, ¿ha pensado usted que el Señor lo usó enormemente debido a su firme obediencia y reverencia a Dios? Imagine lo que el Señor puede hacer con usted, si le es igualmente fiel.