Hechos 14:8-10 - ♣♣ Postales Manantial de Agua Viva ♣♣

El relato de Lucas, el autor del libro de los Hechos, nos refiere este milagro protagonizado por el apóstol Pablo. En uno de sus tantos viajes misioneros llega a la ciudad griega de Listra. Allí, en una de las reuniones en las que predicaba las buenas noticias del Evangelio de Jesucristo, había un hombre con una enfermedad congénita que le impedía caminar. Es muy importante enfatizar que aquel lisiado escuchaba con atención las palabras del apóstol. Y es que lo que Pablo hablaba no era cualquier cosa, era la misma palabra de Dios. No hablaba de filosofía, ni de medicina, ni de mitología, ni de ningún otro tema por el estilo. No estaba dando un discurso ni para entretener ni para impresionar al auditorio. No, hablaba la poderosa palabra del Dios Único y Verdadero. Palabras con el poder de levantar, no solo a un paralítico, sino también resucitar a un muerto. Imaginamos que aquel mensaje empezó a provocar en el alma de aquel pobre enfermo un efecto inusual. Ese mensaje le hablaba de esperanza, del amor de Dios por los sufrientes, del poder para sanar enfermedades, del perdón de los pecados, de nuevas oportunidades, de un mañana teñido de felicidad. Seguramente, antes que su cuerpo enfermo recibiera la gloriosa sanidad, fue su corazón postrado el que se aferró al milagro. Primero creyó lo que estaba oyendo y luego creyó a lo que Pablo le dijo casi como una orden: Levantate derecho sobre tus pies. ¡Una vez más el poder de Dios haciendo el milagro