Como un joven adolecente, David mostró una profunda comprensión del poder de Dios mientras se preparaba para la batalla con Goliat; "El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo" (1 Samuel 17:37). El entendimiento de que Dios estaba peleando esa batalla permitió a David confiadamente aproximarse a Goliat con nada más que una honda y unas piedras; "Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos" (1 Samuel 17:46).
Después de muchos años de ser perseguido por el rey Saúl, David demostró su creencia que toda victoria que él disfrutó vino de la mano de Dios.
Los Amalequitas recién habían asaltado la villa donde David y sus hombres estaban viviendo. Bajo la promesa de victoria de Dios, David se aparece con seiscientos hombres para combatir al enemigo y recuperar las posesiones robadas; pero doscientos de los hombres estaban muy cansados para unirse a la batalla. Después de una batalla victoriosa, los cuatrocientos que combatieron querían excluir a los doscientos que se quedaron atrás; "Éstos no vinieron con nosotros, así que no vamos a darles nada del botín que recobramos" (1 Samuel 30:22). Pero David les recordó quien realmente ganó la batalla.
1 Samuel 30:23 "No hagan eso, mis hermanos les respondió David. Fue el Señor quien nos lo dio todo, y quien nos protegió y puso en nuestras manos a esa banda de maleantes que nos había atacado."
David comprendió que no hubiera importado si fuesen cuatrocientos o cuarenta, o aún cuatro los que estuvieran en la batalla - no hubiera importado si los hombres fueran habilidosos o no - la batalla se habría ganado. La batalla fue ganada por las promesas de Dios y su provisión, no por las habilidades del hombre.
Mientras vemos aproximarse la batalla, debemos acercarnos aún más a nuestro Padre Celestial. El nos ha dado habilidades que debemos usar, pero después debemos poner toda nuestra confianza en El para los resultados. Si la batalla parece ser un fracaso, debemos confiar que Dios esta en control y trabajando hacia su plan bueno y perfecto. Cuando Dios esta en control, no hay derrotas vistas a través de Sus ojos. Y si la batalla parece ser victoriosa, no debemos permitir que nuestro orgullo tome el crédito por el trabajo que Dios ha hecho - porque esto siempre resulta en fracaso, no importando nuestra percepción de victoria.
Dios es dueño de TODO y provee TODO. A El le pertenece nuestras posesiones, nuestras relaciones, y nuestros ministerios. El es dueño de nuestras habilidades así como también de nuestras carencias - nuestros éxitos así como nuestros fracasos. Mientras llegamos a nuestra próxima batalla (porque llegaremos!) - de hecho aún en medio de la batalla - devolvamosle la propiedad y demosle toda la gloria. Nunca debemos intentar controlar o aferrarnos a lo que el Señor ha provisto.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Si te algo debemos de estar claros que no tenemos lucha contra sangre y carne sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, por tanto, debemos tomar toda la armadura de Dios, para que podamos resistir en el día malo, y habiendo acabo todo, esar firmes, y tener la seguridad que que Jehová peleará por nosotros y nosotros debemos estar tranquilos, porque en quietud y reposo veremos Su gloria. No te atormentes, no te afanes, no dejes que tu paz sea quitada, que el gozo se vaya, porque Dios nunca nos dejará solos, y en medio de cualquier desierto Él nos dará agua de Sus manantiales; sólo alabale, danza, regocijate en Su santa presencia, porque si has sido obediente, has cumplido con Sus mandamientos, decretos y leyes, fiel en tus diezmos y ofrendas, descansa, la victoria es tuya. En todo tiempo debemos estar contentos y alabarlo porque Él es fiel y verdadero.
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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