TU ACCIÓN PROVOCARÁ UNA RESPUESTA
“Dios dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”. (2 Crónicas 20:15)
La acción produce una respuesta. Cuando haces o ejecutas una acción algo tiene que pasar. Hay momentos específicos donde la intervención de Dios es más que necesaria para lograr el triunfo en nuestras vidas.
El capítulo 20 de 2 Crónicas, relata cómo los hijos de Moab y los de Amón vinieron contra Josafat y el pueblo de Judá a la guerra. Ellos tuvieron temor ante este anuncio que les fue dado, pero no se quedaron de brazos cruzados. Josafat hizo algunas cosas que iré enumerándoles para que comprendan:
1. Humilló su rostro para consultar a Dios (La dirección de Jehová es imprescindible para alcanzar el éxito no solo en nuestras vidas espirituales, sino en todas las áreas de nuestras vidas).
2. Hizo pregonar ayuno a toda Judá (la oración y el ayuno son vitales e importantes en el mundo espiritual desatamos cosas que se concretan en el terrenal).
3. Los de la ciudad de Dios se unieron todos a pedir ayuda a Jehová (cuando dos o más se reúnen con un mismo propósito hacen la diferencia).
4. En medio de la asamblea de Judá y Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo Josafat que era el rey y líder en aquel momento, comenzó a orar a Dios, a recordar y proclamar lo que Dios había hecho por su pueblo y por sus antepasados antes. (Los buenos líderes propician y llevan al pueblo a la búsqueda y dependencia de Dios).
5. Observemos con atención lo que Josafat dice a Dios en el versículo 12: “¡Oh Dios, nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos”. (No hay cosa más bonita que venir en humillación ante Dios, reconocer nuestra dependencia de él y pedir su ayuda).
¿Cuántas veces nos hemos sentido como Josafat y el pueblo de Judá?
Deseamos paz y quieren venir a hacernos la guerra. Cuando pensamos que estamos tranquilos sobrevienen algunos problemas e inquietudes que nos tratan de robar la paz y el gozo. Personalmente, me conmueve profundamente, el hecho de que ellos reconocieron ante Dios que no tenían la fuerza suficiente para enfrentar a aquella multitud que quería atacarlos. Confiesan que ellos no saben qué hacer ante tal situación y más aún vuelven los ojos a Dios. Porque la clave de tu victoria será que te acerques a Dios con sinceridad y que permanezcas con tu mirada puesta NO en las adversidades, No en lo que se te presenta al frente, NO en lo que escuchas o te parece ver.
Sino que tu mirada y la mía tienen que estar puestas únicamente en Dios. Para obtener la victoria, no importan las cantidades, pero si importa a quién tienes guerreando contigo, y en este caso, el que va al frente para darnos la victoria es el Rey de reyes y Señor de señores.
En medio del clamor que aquel pueblo se encontraba haciendo, pasa algo hermoso. Dios envía su respuesta a través de Jahaziel, levita de los hijos de Asaf, en quien viene el Espíritu de Dios en medio de la reunión y les da las palabras que utilicé en el versículo que coloqué al principio: “Dios os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”. Les de las instrucciones de que desciendan al siguiente día y les dice: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Dios en vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Dios estará con vosotros”.
Ellos escucharon el mensaje de Dios, se postraron y adoraron a Dios. Los levitas se levantaron y alabaron a Dios con fuerte y alta voz. El pueblo escuchó aquellas instrucciones y las obedeció al pie de la letra. Al día siguiente “cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Dios, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Dios, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del Monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros”. (2 Crónicas 20:20-22).
Aquel pueblo obtuvo la victoria, obtuvo paz por todas partes. Dios les mostró que él era quien peleaba sus batallas. Aquel pueblo le adoró con salterios, arpas y trompetas, a la casa de Dios. Ellos obtuvieron el triunfo, pero llevaron a cabo una acción. La primera buscar el rostro de Dios, reconocerlo, pedir su ayuda. Luego escucharon las instrucciones que les fueron dadas y las llevaron a cabo, fueron obedientes.
¿Quieres ver la mano de Dios obrar en tu vida?
Búscalo y obedécelo, entonces verás su mano obrando de forma tan sorprendente que te quedarás sin palabras.
Hoy Dios te recuerda que no debes temer porque está contigo. Pero también pide que hagas tu parte, tu parte es creer, permanecer fiel y seguir sus instrucciones.
Brendaliz Avilés
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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