“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”
Romanos 8:28
Estas son las palabras que el apóstol Pablo escribe a sus hermanos en la fe. Y hoy ese mensaje nos llega a nosotros. La idea la podemos resumir de esta manera: Todo lo que le pasa a un hijo de Dios, sea bueno o sea malo, será beneficioso. Claro que sabemos que los momentos gratos de la vida, nos hacen bien, pues nos alegran, nos llenan de energía y entusiasmo. ¿Quién no recuerda con una sonrisa los instantes de felicidad vividos? Pero ¿Cómo encontrarle el lado positivo a los otros momentos, los amargos, los tristes? ¿Cómo puede haber algo bueno en el dolor, en la dificultad, en la crisis? Eso si que cuesta entenderlo. Nuestra lógica humana se resiste a aceptar la validez de ese pensamiento. ¿Pero acaso Dios se equivoca, la Biblia está errada?
Te invito a que profundicemos en lo que Pablo escribe y es bueno enfatizar que esta palabra se refiere a los hijos de Dios. Y no a cualquier persona. Eso significa que Dios jamás pierde el control y el gobierno sobre los que son sus hijos, y esto lógicamente incluye todas sus circunstancias. Las buenas y las malas también. Aquel que ha entregado su corazón a Jesucristo sabe que aún en los momentos más duros encontrará una enseñanza para ayudarlo a crecer en su fe. Esa es la gran diferencia entre enfrentar las crisis tomado de la mano de Dios o no. En este último caso, ese sufrimiento no dejará ninguna enseñanza. Será padecer sin ningún consuelo y sin ninguna lección que aprender.
Amigo de las mejores palabras, la vida de cada día tiene sus buenas y sus malas. Te invito a que abras tu corazón al poder de Jesús y junto a Él comprobarás que todo lo que te pase, absolutamente todo, te ayudará para bien.
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