“Porque el Señor es El Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”
2 Corintios 3:17
El apóstol Pablo escribe en esta carta algo que él conocía muy bien: La maravillosa libertad que un hijo de Dios puede disfrutar, aún en medio de las mayores dificultades. Y hablaba de libertad espiritual. Esto es, libertad de pensamientos, de tener una mente positiva, que puede mirar más allá de la dificultad presente, para extenderse confiado hacia el futuro deseado.
Pablo afirma que esa libertad interior, la del alma, es posible vivirla cuando la persona está bajo el gobierno del Espíritu Santo. Él mismo, llegó a estar preso, otra veces fue perseguido por quienes quisieron matarlo. Pero nunca fue desbordado por la situación. Jamás fue juguete de las circunstancias. No sufrió la pesada carga del temor y la desesperación. Por el contrario, dentro de sí, reinaba la paz de Dios.
El hombre actual, se levanta cada día y comienza una carrera frenética hacia ningún lugar. Corre y sigue corriendo. Y su corazón sufre la cruel prisión del vacío interior, de los sueños incumplidos y las esperanzas rotas. En cierta manera, también es un prisionero.
Amigo lector, renunciá a esas cadenas, rebelate contra la prisión del desaliento. ¡Abrí tu corazón a Jesús y recibirás la libertad del Espíritu Santo!
Iglesia Nueva Vida | Av. Cabildo 3546
Pastor Edgardo Eliseiry