“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo”
1 Pedro 5:6
El apóstol había disfrutado de la maravillosa compañía del señor Jesús. Aprendió a su lado del amor y el poder de un Dios grande. Escuchó con atención sus palabras, se maravilló por los milagros que hizo y además vio como Jesús vivía. Pedro sabía el humilde origen del Señor. Su alumbramiento en aquel pobre pesebre en Belén. Compartió, por los polvorientos caminos de Judea, su cansancio, su sed y su hambre. Pero también lo vio transfigurarse gloriosamente en la cima de un monte, rodeado de una luz celestial y ataviado con las vestiduras de un Rey Majestuoso.
Por lo tanto, Pedro podía alentar a sus hermanos con las palabras que en esta carta escribe. Así como su Maestro se había humillado, el Padre Eterno lo había enaltecido.
Amigo lector, el mundo actual corre en una dirección equivocada. El ser humano solo se preocupa por tener. Y si no puede tener, se conforma con parecer que tiene. Pareciera, siguiendo esta perversa lógica del consumismo por el cual tanto se tiene tanto se vale, que el éxito y la felicidad solo se obtienen a costa de los demás. Demostrando que se es el más fuerte. Pero Dios, en cambio, quiere que rindamos nuestro ego ante su poder. Solo cuando el hombre deja de intentar ser su propio dios y vuelve el corazón a Cristo, es cuando encuentra el camino a la verdadera felicidad. Poné tu vida en sus manos y serás feliz.
Iglesia Nueva Vida | Av. Cabildo 3546
Pastor Edgardo Eliseiry