Su sangre pago mis pecados.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Dios cargó en él el pecado de todos nosotros.” Isaías 53:6
¿Quiénes éramos nosotros para merecer tan grande muestra de amor?, ¿Qué bueno hicimos como para merecer que Dios enviara a su Hijo a morir en nuestro lugar?, simplemente nada. Sin embargo Dios mostro su amor inmenso e incomparable para con nosotros al decidir enviar a su hijo a morir en nuestro lugar.
En algún momento de torpeza, cuando no conocía a Dios dije: “Yo no le pedí que viniera a morir por mi, así que yo no tengo porque agradecerle”. Y a pesar de lo tonto o torpe que pueda sonar esa frase tiene cierta verdad: “Yo no le pedí que vinera a morir por mi” y sin embargo Él decidió hacerlo.
Hoy con pleno conocimiento de Dios agradezco su decisión de venir y morir por mí, porque gracias a su sacrificio hoy puedo encontrar perdón de mis pecados.
“Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16
Su sangre pago el precio de mis pecados y los tuyos. Un Hombre integro, sin pecado alguno, sin falla, perfecto en todo, sin embargo enjuiciado de la manera más vil y deshonesta, tratado como el peor de los ladrones o asesinos, hecho burla de todos, despreciado como algo sin valor, sin embargo él no abrió su boca, no dijo nada, no se defendió, pues su misión era morir en nuestro lugar.
Dios ocupo nuestro lugar, recibió cada castigo por nosotros, sin merecerlo, sin tener porque hacerlo, simplemente por amor, simplemente porque nos amo, ¿Quiénes éramos nosotros para merecer tal muestra de amor?, ¿Quién era Enrique Monterroza para que Dios viniera a morir en mi lugar?, no era nadie, pero ahora valgo mucho, ahora vales mucho, ahora valemos la sangre de Cristo, su sangre derramada en la cruz del calvario es el precio que paga nuestra deuda de pecado.
¡Gracias Dios!, ¡Gracias por tu enorme muestra de amor!
Cuando pienso en todo lo que Dios hizo por mi, sinceramente me conmuevo, pensar en todo lo que hizo por amor a mi, en todo lo que sufrió por mi y más aun pensar en que jamás hizo algo malo para merecerlo sin embargo se puso en mi lugar, eso y más me emociona en gran manera.
Cuando pienso en eso y reflexiono en la vida que llevo me doy cuenta que tengo que aplicarme más, me doy cuenta que su sacrificio debe hacer que cada día yo trata de ser mejor. Y es que a veces no valoramos el sacrificio que Jesús hizo por nosotros, a veces se nos olvida que el Justo murió por nosotros los injustos y a pesar de ello tenemos el descaro de reclamar más a Dios o de quejarnos de cosas que realmente no tienen importancia.
Hoy mientras escribía estas líneas sentí que muchas veces no estoy valorando ese sacrificio como Dios se lo merece, reflexione en que su sacrificio fue tan grande y yo muchas veces doy tan poco de mí.
Quizá también sea tu caso, quizá hace mucho tiempo que no veías el sacrificio de Jesús por ti como algo tan maravilloso y especial, quizá hasta se te había olvidado todo lo que Él sufrió por amor a ti, pero hoy puedes reflexionar y comenzar a actuar de una manera especial, demostrando a través de tu diario vivir que su sacrificio no fue en vano, que fuiste perdonado para vivir una vida agradable a Dios y ser testimonio al mundo de que la sangre de Cristo además de perdonar los pecados del hombre también transforma la vida del ser humano.
Juntos podemos este día comenzar a vivir de tal manera que la sangre derramada de Cristo por nosotros se refleje a través de una vida totalmente diferente en donde cada uno de nosotros hagamos de Jesús el Centro de nuestra vida.
Vivamos recordando cada día ese sacrificio y que ello nos motive a vivir una vida santa apartada del mal, que cada día nos apliquemos más para vivir como Dios se merece que vivamos.
Recuerda que su sangre pago todos tus pecados, su muerte fue el precio para que hoy puedas ser perdonado totalmente.
¡Si El murió por mi, hoy yo quiero vivir para Él!
“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” Apocalipsis 12:11
Enrique Monterroza
Hermes Sarmiento G.
De Colombia
Cristiano católico
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