Suave aliento
Un suave aliento me proporciona paz.
Cuando la vida se vuelve agitada, quizás me sienta presionado a moverme rápidamente. Sin embargo, tengo otra opción. Sólo toma unos segundos, pero la diferencia es inmensa. Respiro profundamente —una y otra vez. Tengo mi atención centrada, enfocada y estoy en paz. La calma me inunda.
Estos momentos dan una mini pausa a mi mente, mi cuerpo y mi espíritu. Recuerdo que tengo todo lo que necesito para superar cualquier reto. Ahora, con mi mente en paz, regreso a mi día con serenidad y seguridad. Quizás hasta haya tenido un destello nuevo de comprensión. Recuerdo tomar unos momentos a través del día para que un suave aliento me alivie y reavive.
Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.—1 Corintios 14:33 |