MATEO CAP. 6
Mateo cap. 6: v 1 al v 5
Tengan cuidado de no hacer el bien delante de los hombres, para que los vean; de lo contrario, el Padre celestial, Padre de ustedes, no les darà ningùn premio. Por eso, cuando des limosna, no lo publiques al son de trompetas, como hacen los hipòcritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. Yo les digo que ya recibieron su premio.
Tù, en cambio, cuando das limosna, no debe saber tu mano izquierda lo que hace tu derecha, cuida que tu limosna quede en secreto, y tu Padre, que ve los secretos, te premiarà.
Cuando recen no hagan como los hipòcritas, que gustan orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los hombres los vean. Ellos ya recibieron su premio.
ENSAYO:
Si el hombre obedece estos mandatos por el amor que perdona, y no por la imposición que castiga y condena, sabrá que todo el bien que se haga a los demás, no debe de hacerse para que los hombres lo vean, ya que el reconocimiento que recibirá proviene de Dios y no de los hombres ya que Dios conoce todos nuestros secretos.
Por eso no debemos orar para que los demás nos vean, porque si asì lo hacemos ya habremos recibido nuestro premio de parte de hombre y no de parte de Dios.
Mateo cap. 6: v 6 al v 8
Tù, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y reza a tu Padre que comparte tus secretos, y tu Padre que ve los secretos, te premiarà. Al orar no multipliquen las palabras como hacen los paganos que piensan que por mucho hablar seràn atendidos. Ustedes no recen de ese modo, porque, antes que pidan, el Padre sabe lo que necesita.
ENSAYO:
tu, cuando ores, entra en tu recinto espiritual en el alma con la mente dispuesta a Dios, despréndete del amor a las cosas de este mundo para que entres al mundo espiritual de Dios, entonces platícale de tus cosas, necesidades, tristezas, alegrías y anhelos, y el Padre que realmente conoce tu corazón y tus necesidades, responderá de acuerdo a la sinceridad de tus pedimentos y no de acuerdo a la multitud de palabras para hacerlo, porque antes de que le pidas algo al Padre él ya sabe lo que necesitas.
Mateo cap. 6: v 9 al v 15
Ustedes, pues, oren de esta forma:
Padre Nuestro, Padre de los Cielos; Santificado sea tu Nombre.
Venga tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy el pan de este día y perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la prueba, sino líbranos del Malo. Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, tambièn el Padre celestial los perdonarà. En cambio, si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonarà a ustedes.
ENSAYO:
Tratemos de captar la profundidad espiritual que guarda esta oración:
Si Padre, porque el Cielo es tu trono. Porque sólo tú eres Santo, fiel y verdadero. Te damos gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a compartirnos la gracia del perdón y tu misericordia sin límite. Así, al buscar primeramente tu Reino y tu Justicia estaremos en tu voluntad y todo lo demás vendrá por añadidura y recibiremos la provisión a todas y cada una de nuestras necesidades hasta que sobre abunde.
Nos arrepentimos y te pedimos perdón por todas las ofensas, desaires y nuestra falta de fidelidad en tí Padre, y también por nuestra ingratitud y las ofensas a las que hemos expuesto a nuestros semejantes. Y así mismo, con la misma intensidad, con la misma disposición y con la misma sinceridad con que clamamos tu perdón, así mismo soltamos perdón a nuestros semejantes por todo en lo que hemos sido ofendidos de palabra, obra u omisión.
Consérvanos fuertes y vigorosos para resistirnos a todas las tentaciones que el malo nos pone para probar nuestra fidelidad en tí, Dios Nuestro, y podamos superarlas para rendirte honor, gloria y alabanza.
Líbranos de las acechanzas del malo que nos quieran sujetar a él, porque ahora somos hijos de tu Gracia que nos conduce al perdón para ya no ser esclavos de la Ley, lo que nos mantendría encadenados a la condenación.
Mateo cap. 6: v 16 al v 23
Cuando ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipòcritas, que se desfiguran la cara para mostrar a todos que ayunan. Les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tù, cuando ayunes, perfùmate el cabello y no dejes de lavarte la cara, porque no son los hombres quienes deben darse cuenta de que tù ayunas, sino tu Padre que està en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te premiarà.
No se hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el gusano los echan a perder y donde los ladrones rompen el muro y roban. Acumulen tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el gusano los echan a perder, ni hay ladrones para romper el muro y robar.
Pues donde estàn tus riquezas, ahì tambièn estarà tu corazòn.
Tu ojo es tu làmpara. Si tu ojo es limpio, toda tu persona aprovecha la luz. Pero, si es borroso, toda tu persona estarà en la confusiòn. Si lo que habìa de luz en tì se volviò confusiòn,¡còmo seràn tus tinieblas!
ENSAYO:
Debemos darle la importancia debida a lo dicho en estos versículos, ya que no debemos buscar que los hombres nos identifiquen por nuestras buenas obras, acciones o actitudes, sino más bien, debemos de identificarnos con Dios a través de seguir las enseñanzas de Jesús con fidelidad para que el Padre que ve y conoce nuestros secretos sea el que nos premie.
Volvamos la vista a las cosas espirituales de Dios y alejémosla de las cosas de este mundo para no acomodar la enseñanza de Jesús al libre albedrío de nuestra condición humana, porque si lo hacemos, estaremos nublando nuestra mente para no reconocer lo espiritual, y nos encontraremos nuevamente en las tinieblas que estamos tratando de disipar. Así que es mejor limpiar nuestros ojos espirituales para permitir que la Luz de Jesús ilumine nuestras mentes y todo nuestro ser aproveche esa luz que también iluminará a todos los de nuestra casa que los librará de toda bruma que les pudiera impedir encontrar el camino al Reino de Dios, y en consecuencia, a la vida verdadera.
Mateo cap. 6: v 24 al v 34
Ningùn servidor puede quedarse con dos patrones, porque verà con malos ojos al primero y amarà al otro, o bien preferirà al primero y no le gustarà el segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
Por eso les digo: No anden preocupados por su vida: ¿què vamos a comer?, ni por su cuerpo: ¿què ropa nos pondremos? ¿No es màs la vida que el alimento y el cuerpo màs que la ropa? Miren como las aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni guardan en bodegas, y el Padre celestial, Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes màs que las aves?
¿Quièn de ustedes, por màs que se preocupe, puede alargar su vida? Y ¿por què preocuparse por la ropa? ¡Miren como crecen los lirios del campo! No trabajan ni tejen, pero crèanme que ni Salomòn con todo su lujo se puso traje tan lindo. Y si Dios viste asì a la flor del campo que hoy està y mañana se echarà al fuego, ¿no harà màs por ustedes, hombres de poca fe?
¿Por què, pues, tantas preocupaciones?: ¿que vamos a comer?, o ¿con què nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se preocupan por esas cosas. Pero el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la justicia de Dios, y esas cosas vendràn por añadidura. Ni se preocupen por el dìa de mañana, pues el mañana se preocuparà de sì mismo. Basta con las penas del dìa.
ENSAYO:
Lo que podemos discernir de lo anterior, es que, a pesar de la importancia que tiene todo lo material en nuestras vidas, deberemos de darle el primer lugar a las cosas de Dios para que él se ocupe de las nuestras; por lo que deberemos poner nuestra confianza en Dios y no en el dinero, con la certeza y la convicción de que serán suplidas todas nuestras necesidades en este mundo, ya que todos los que creemos en Dios y en su Palabra dada a Jesucristo Nuestro Señor, sabemos que al buscar primeramente el Reino de Dios y su Justicia, todo lo demás vendrá por añadidura.