Cuando las angustias, tribulaciones, desiluciones e incertidumbres nos rodean, Dios siempre prepara una mesa delante de nosotros.
Los adversarios mirarán de lejos porque el Buen Pastor está cerca de nosotros aderezando la mesa para el cumplimiento de su propósito en nosotros.
El Salmo 23
Nos asegura que el Buen Pastor Adereza mesa delante de nosotros en presencia de nuestros angustiador
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez, gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo”.
UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LA ESPERANZA
Podemos decir que esperanza es “esperar con certeza”.
La esperanza cristiana, a diferencia de la espera, nos da la certeza en un bien que ya nos fue dado y que nos será dado en plenitud en la vida eterna. Es una virtud que inclina la voluntad a confiar en la bondad y omnipotencia de Dios para alcanzar de Él la vida eterna.
El hecho de que Jesús, por amor, se entrego, venció a la muerte y al pecado, nos da la certeza de que realmente nos amó, nos ama y nos amará por siempre; nos da esperanza.
Pero nuestra esperanza, es decir, la esperanza cristiana debe ser activa, evitando caer en la presunción, que consiste en el mero hecho de confiar más en nuestras propias fuerzas que en la ayuda de Dios olvidando la necesidad de su gracia para toda obra buena que realicemos; y debe ser firme e invencible, para rechazar el desaliento.
Esta esperanza es la que me invita a esperar en Dios, a confiar en Él día a día, sabiendo que Dios nunca manda lo imposible, pero nos pide hacer lo que podemos. Nos invita a esperar con esperanza.
¿Estamos dispuestos a vivir nuestra espera de hoy, domingo, como una esperanza? ¿con la certeza de que Jesús estuvo, esta y estará? ¿ que realmente nos amó, realmente nos ama y nos amará?
LA ESPERANZA REJUVENECE
La esperanza rejuvenece a todas las personas: “Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; les crecerán alas como a las águilas; caminarán, y no se cansarán; andarán y no se fatigarán”…es soplo, es aliento.
…“Si el enfermo espera sanar después de un determinado tiempo, se desesperará si la curación no llega. Así se demuestra que no tiene herramientas contra la desesperación si su esperanza concreta no se resuelve como lo esperaba.
Esperar no significa aferrarse a algo concreto, como por ejemplo la curación de esta enfermedad. Esperar, como esperanza, significa mucho más: es superar las expectativas.
Entonces, la idea de la curación experimentará una transformación y depuración. No todo está perdido si no sano de inmediato. La esperanza crece en la sospecha de una salvación mucho más profunda, que tampoco puede ser destruida por la enfermedad, que nos mantiene en pie y nos renueva para seguir adelante”…
Esta esperanza absoluta requiere como fundamento la fe. Sin fe no existe finalmente ninguna esperanza que supere este mundo, que trascienda.
El fin de la esperanza cristiana es el reino de Dios, es decir la unión de hombre y mundo con Dios mediante un acto del divino poder y amor.
La finalidad próxima, que nos indica el camino y nos confirma la justicia del gran fin, es la presencia continua de este amor y de este poder que nos acompaña en nuestra actividad y nos socorre allí donde llegan nuestras posibilidades al limite.
¡Danos, Padre, la Esperanza, danos el pan cotidiano de la Esperanza!
Es importante expresar al Señor el deseo de que El infunda en nosotros la verdadera esperanza.
Tomado de la ret.
Bendiciones para ti .
Con amor siempre, tu amiga.
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