EL PODER Y SOBERANÍA DE DIOS
ABRIL
DIA 17
Lectura: 2 Reyes 5-8
Al general Naamán le dan la receta para ser sanado; se enoja y no quiso obedecer a Eliseo. Los criados del leproso lo persuaden a que lo haga, y en efecto, Naamán se zambulló siete veces en el Jordán y fue sanado. Dios obró tanto, que este sirio testificó de Dios y decidió hacer holocaustos sólo para Jehová. El poder de Dios cambió la vida de este hombre. Eliseo no aceptó regalos de Naamán, él no lo había sanado, dio la Honra a Dios y sirvió sin fines de lucro. En cambio el siervo Giezi por codicioso, fue disciplinado y quedo leproso.
En 2 R.6. Resulta que el rey de Siria se turbó porque Eliseo todo lo sabía y avisaba al rey de Israel, los planes más secretos de Siria. Al saber esto, el rey sirio envió “gente de a caballo, carros y un gran ejército” para apresar al profeta. El criado de Eliseo se llenó de miedo; el profeta ruega a Dios para que abra los ojos de su siervo, quien ve gente a caballo con carros de fuego. Luego Eliseo ora al Señor para que hiera con ceguera a sus enemigos, y así ocurrió; no se los mató, sino se los alimentó y se los dejó ir libres a su tierra. Posteriormente, Siria fue sitiada y esto causó hambre, a tal punto, que cayó en el canibalismo, una práctica salvaje, al punto de comerse a sus propios hijos por falta de alimentos.
En 2 R.7. Hace alrededor de tres mil años, unos leprosos, fueron a compartir al rey la buena noticia de que hallaron comida y vestido en el campamento de los sirios, y cosa curiosa, se cumplió la profecía de Eliseo, que el príncipe vería con sus ojos, pero no comería aquello que dejaron los sirios, y en efecto, al día siguiente el pueblo lo atropelló y murió. En cambio los leprosos al ver que había abundante comida y vestido, no se sintieron bien y compartieron la noticia al pueblo.
En 2 R.8, Eliseo le advierte a la sunamita que se vaya a vivir fuera de Siria porque Dios ha llamado al hambre. Posteriormente, Dios le revela a Eliseo que el rey de Siria Ben-adad moriría. Cuando le preguntó Hazael porque lloraba, Eliseo le contestó y dijo que preveía los grandes males que Hazael iba a hacer a los hijos de Israel. Mas tarde, reinó Joram, quien “hizo lo malo ante los ojos de Jehová”; pero el Señor no quiso en su soberanía destruir a Judá. Se suma a esto, la fidelidad y amor del Señor para con su pueblo. “Con todo, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David, su siervo, pues había prometido darles una lámpara a él y a sus hijos para siempre” (2 Reyes 8:19)
Ahora bien, el Señor sabe lo que hace y porque lo hace. Él en su soberanía decide tal cosa realizar y la ejecuta para enseñarnos su poder, su gracia y su amor. Invierta en este Ministerio, escribanos para guiarle.
Oremos:
Padre, permite en tu soberanía, que tu Palabra llegue al pobre y a los poderosos de nuestro país.
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