Cuando exclamamos: "vean esta grandiosa Babilonia que edifiqué," tal vez Dios no nos abandone, pero Él nos abatirá. Él no descartó a Nabucodonosor, pero permitió que perdiera la razón y que se volviera como las bestias del campo. Si actuamos como brutos, el Señor puede permitir que nos convirtamos en bestias también en otras cosas. El uso de nuestro poder de razonamiento es una dádiva de la caridad celestial, que nos debe llevar a una profunda gratitud, mas nunca al orgullo por causa de nuestras habilidades superiores. Si estamos fuera de la confusión general debemos bendecir al Señor de la manera más humilde. Spurgeon |