Jesus dijo: sin mi nada podeis hacer. Juan 15.5
La naturaleza no regenerada puede ser un gran impedimento para la gracia, pero no puede ser nunca una ayuda.
El apóstol Pablo no estuvo convencido nunca que el hombre viejo fuera una ayuda para el hombre nuevo. Si hubiera sido una ayuda, no habría clamado: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" Le habría dado la mano a ese cuerpo de muerte, y le habría agradecido su ayuda si le hubiese prestado alguna; pero sintió que era tan inútil como lo sería un esqueleto muerto, podrido, corrupto, inmundo y nocivo que hubiera sido encadenado a una persona viva. Cuando nos despojemos del yo y del poder del yo, entonces seremos fuertes; pero toda la fuerza de la naturaleza no es sino una debilidad para la gracia, y todo el poder y la energía de la carne no son sino un obstáculo para el Señor, y no una ayuda para Él. Separados de Él -en el sentido más amplio en el que este lenguaje pueda ser entendido- nada podemos hacer. Spurgeon