| [.x.Regulus de Leo.x.] |

Nee...yo me retiro. -Mucito algo fastidiado por la presencia del Acuariano, al que realmente no odia, pero le choca lo bien que congenia con Circe. Desde las sendas reverencias, hasta la cancion que entonaron juntos, el Leon Dorado no podia quitar los ojos de esos dos que de una u otra forma, parecian tener demasiado en comun. Con un rostro ya sumergido en seriedad, Regulus volvio la espalda, y con su el giro de su cuerpo, aquella blanca y larga capa ondulo con sublime hermosura. Ya habia saludado, y no habia mas razon para quedarse en la fiesta. Le incordiaba un poco la presencia de espectros y marinas en el resinto. Tarde o temprano seran el enemigo, y alguno morira a manos del otro.

El cosmos del leon se dejo sentir con intensidad, pues desde lo mas profundo de su ser, este comenzo a emerger. Majestuoso y poderoso, pronto el aura dorada encalidecio alrededor de su cuerpo, y se asomo entorno a su figura, rodeandolo en getiles llamas de oro y sol. Dejando una estela de luz y calor ahi, por donde sus pasos le llevaban; directo a la salida del resinto. Descuidados seran todos, la mayoria de los templos estaban abandonados esa noche, y el joven guardian del quinto partenon se dispuso a regresar a su eterna guardia, como el Leonidas protector. Simplemente su figura se perdio, mas alla del umbral del salon.

"Los buenos guerreros hacen que sus adversarios vengan a ellos, y de ningun modo se dejan atraer lejos de su fortaleza."