*Sus pasos se detienen en seco, sintiendo la presencia de alguien mas en el ambiente. Aquel que no se molesto en ocultar su presencia, al contrario, se hizo notar inmediatamente, sobre las escalinatas que conducian a la base del pilar; bajando majestuoso y maganimo, se presento ante los ojos de escorpion el guardian del Atlantico Norte, vistiendo la portentosa escama del Dragon Marino, fiera y amenazante, en un contraste inusual con las finas y suaves facciones del muchacho de cabellos rubios. Sus ojos se entecerraron, analizandolo de pies a cabeza; su expresion, antes intranquila, ahora se recataba mucho mas, guardandose los apuros y ansias de respuestas inmediatas. Habia llegado al punto donde la busqueda se complicaria aun mas. Su fisionomia, estatica entre las suaves corrientes acuaticas, se mantuvo ligeramente tensa. Estaba en terrenos desconocidos y sin la mas minima referencia de donde continuar la busqueda, pero una idea brillante cruzo sus turbulentos pensamientos. Cambiado la expresion de perturbacion, por una mucho mas relajada y suelta, llevo ambas muñecas hasta su cintura. Aflojando sus hombros, trono su cuello y miro directamente a los ojos del marino, penetrandolo con estos, como si aquella mirada fuese casi un par de agujas que atraviezan el alma de quien observan, escrutinando en lo mas profundo de los  frivolos ojos del desconocido. -Vengo a hablar con vuestro jefe, ¡el señor de los mares, Poseidon!- exclamo confiado y con un dejo de arrogancia, ignorando completamente la comprometedora situacion en la que se encontraba el mismo dios acuatico y, mas aun, el Dragon de Mar ante tal peticion. -Asi que, ¿por que no me dices en que direccion se esconde y voy a darle una visita, eh?- Menciono alzando su indice diestro, apuntando directamente al plexo solar del marino, mientras su cosmos, antes oculto, comenzaba a liberarse sutilmente, contorneando tenuemente la figura del Escorpion, incrementandose a un ritmo considerable... ¿Era acaso una advertencia, una amenaza, una peticion o, quizas, una arrogante invitacion a una batalla?. Cooperando o no, ya tenia sus resoluciones. Si le permitia llegar directamente al lecho del dios, no correria sangre en los cimientos nortes del oceano atlantico, en caso contrario... una interrogacion siempre solia ser bastante util, a los ojos del sanguinario caballero.* « Kardia de Escorpion »

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*Lleva ambas muñecas a su cintura, reposando sus brazos con soltura y aparente calma. Amenazante, perforaba la efigie del imponente defensor marino con su mirada, buscando las intenciones tras aquella extraña actitud del individuo; su cosmos y expresion eran frias, carentes de la mayor emocion, sin embargo sus palabras y actitudes mostraban un dejo de confianza, arrogancia, tal vez. Clavo sus ojos en la sonrisa ligeramente provocadora del portador de la escama y respondio esta con el mismo acto, solo que cerrando sus ojos y apartando su vista. -Lo busca un emisario de la diosa Atenea, es todo lo que necesitas saber- Debio retener mas palabras que aquellas, puesto que aunque pudiese sentir el remoto deseo de luchar, no era la situacion apropiada, no sabia cuanto mas podria tardar en encontrar el legado de Poseidon y perdido en un lugar asi, no era lo conveniente comenzar las relaciones de forma agresiva; aun asi y todo, una creciente sensacion se apoderaba de su indice diestro. Guardo silencio, esperando la respuesta del desconocido guerrero. Ante el silencio momentaneo de este, alzo su diestra y la batio en el aire, refunfuñando con ligera molestia. -Esta bien, esta bien... Te entiendo, para alguien como tu, no es apropiado llevar extraños a los aposentos de tu señor asi de simple, ¿eh, marino?-. En un movimiento rapido y veloz, su extremidad derecha se extendio, apuntando hacia el suelo a un costado del escorpion y sus ojos se abrieron intimidantes, fijandose en los del dragon de mar, con una expresion de soberbia y exorbitante en arrogancia. -¿No seria correcto que tu tambien te presentases? Asi nos conocemos un poco y, quizas, hasta nos terminemos llevando bien incluso- Musito con un ponzoñoso tinte de sarcasmo.* « Kardia de Escorpion »

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*-¿Jugar dices? humph- Su tenaz mirada se desvia de la efigie del marino, observando el pilar a sus espaldas. Una corriente casi electrica recorrio su figura, prendiendo en relampagueantes golpes de extasis y emocion cada celula de su cuerpo, concentrandose en el extremo de su indice diestro, el cual parecio temblar ligeramente ante los viciados estimulos de la oferta de una inevitable confrontacion. La fina capa de escarcha se se formo gloriosa, danzante entre las mareas del lecho submarino, dando un tono resplandeciente al lugar, como si millones de cristales rodeasen la estrucutura del sitio. Un escalofrio atravezo la espina del calido escorpion y no puedo evitar formar una cara de disgusto y desagrado; un diminuto copo de escarcha cayo sobre el dorso de su palma derecha, y fijo su mirada en este unos instantes, pensando la situacion y analizandola a fondo. "Es el lider de los Bluegards, si Degel estuviese aca, seria mucho mas simple... sin embargo...". Una pausa detuvo sus pensamientos y alzo serio su mirada hasta los ojos del defensor del atlantico norte. -No es mi interes jugar, Dragon de los mares- susurra, alzando levemente la mano donde reposaba la escarcha -¡Mi interes es directamente llegar donde Poseidon, asi sea con tu colaboracion o no!. ¡Soy el gran Kardia de Escorpion!, y jugar... es cosa de niños- Un cosmos ardiente, irascible en su tipo, completamente exaltado, bordeo la dorada armadura del ponzoñoso alacran, liberando destellos dorados a su alrededor, que retroalimentaban la cosmoenergia latente y creciente del enviado greco. La escarcha en su mano, asi como a sus pies, se derritio lentamente, sucumbiendo ante la presion calorica de la apasonada energia de Kardia, cuya mirada perforaba los ojos de Unity, buscando intimidarle, calando a lo mas profundo de su ser. -Entonces, dime... ¿Me llevaras hasta el o no?, no deseo perder todo mi dia en un lugar tan desagradable y frio como este- Bufo con arrogancia, sin apartar sus ojos del cuerpo del marino; despertando paulatinamente los sentidos, afilandose como el letal extremo de la cola del escorpion, listos y dispuestos a perforar cualquier estructura y liberar su mortal veneno* Rol Off Lamento la tardanza de mi demora, estare algo lento en respuestas hasta mediados de la proxima semana. Espero esto no presente ningun inconveniente. Mis saludos. « Kardia de Escorpion »

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*-¿A alguien ya muerto, dices? Jaja- Rio ampliamente, liberando una irritante carcajada bañada en sarcasmos, tan desagradable como las palabras soberbias proferidas por el alacran -¿¡Enterrarme Unity!? Encantado, porfavor, tomate tu tiempo, me encantaria verte intentandolo, sientete comodo...-. Llevo el indice derecho hasta el centro de su plexo, agachando su mirada y corvando su figura. Las mareas del cosmos ardiente del guerrero dorado envolvieron cada una de las particulas de su cuerpo, refractandose sobre su imponente vestimenta en miles de hazes luminosos; una sonrisa engreida fue lo ultimo en verse de el. La onda fria emitida por el Dragon de Mar, destellante y fugaz como el brillo del alba misma, se expandio efimera, como un relampago blancuzco por el lugar, congelando todo a su paso, volviendo hermosas estatuas de hielo cada cosa que alcanzaba, sin dejarles escape, y el escorpion, no fue la exepcion. Estatico y vulnerable, cubierto por una espesa capa de hielos, se lograba vislumbrar bajo la figura congelada lo que alguna vez fue el escorpion, mas aun, aun asi opacado, no se veia derrotado, al contrario, aquella sonrisa egolatra no se desvanecio en ningun momento de su faz. Su cuerpo tullido por el frio parecia morir en aquella prision helada, sin embargo, el cosmos ardiente que le envolvio antes de desaparecer bajo el manto gelido, no se apago nunca, sino brillo con mas fuerza que antes en su interior. Fisuras se crearon en la estructura helada, mientras esta comenzaba a resquebrajarse lentamente. Entre las grietas que se formaban, rayos de luz dorada eran liberados, los cuales brillaban con la intensidad misma del astro solar, volviendo una estrella resplandeciente la efigie aun congelada del escorpion. -Te dije que no me gusta el frio...- Se filtro una voz entre las grietas de la tumba de hielo, ¿acaso eran las palabras de Kardia?. La cosmoenergia se acumulo al interior del la estatua de hielo, comenzando a agitarse violentamente, produciendo fuertes vibraciones que destrozaban los cristales congelados a su alrededor; toda parecia enfocarse en su palma derecha, formando una esfera de energia alrededor de esta. Agresiva se alzo la energia, emergiendo como un torbellino de cosmos alrededor del escorpion, destrozando los hielos que le aprisionaban, a medida que era rodeado por lenguas de energia dorada, que bailaban freneticas a su alrededor, mostrando aquel cosmos violento y amenazante, caracteristico del guerrero dorado. Su diestra se alzo triunfante en el movimiento liberador, apuntando al cielo con esta; diferente a antes de ser aprisionado, ahora desde el extremo de su indice, se veia la mortal aguja del escorpion, larga y fatidica, punzante como la cola del alacran, bañada en un color sanguineo, clamando permanentemente por el elixir vital de sus rivales. -Me parece muy bien que no desees llevarme hasta Poseidon, puesto que por lo mismo, tu.... ¡te has convertido en mi trofeo!- Su cosmos se exalto con tales palabras, volviendose aun mas agresivo, al igual que la mirada de Kardia, que perforaba los ojos del Marino.* « Kardia de Escorpion »

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