Hace 243 años, el Santuario y el mundo fueron víctimas de una de las guerras más terribles que los hombres pudiesen concebir. Oculta de la realidad, de la historia y de los textos, la luz y la oscuridad se enfrentaron. Épicas batallas se llevaron a cabo, arrastrando consigo la vida de valerosos guerreros.

Pero no todos cayeron…

Era actual, meses atrás

-El mundo nuevamente empieza a ser víctima de la oscuridad. Las sombras nos abrazan… ha llegado el momento para el cual nos preparamos todos estos años. Una nueva generación de caballeros debe levantarse para luchar por el amor y la justicia… somos la esperanza que necesita el mundo… somos la égida que los defenderá hasta lo último que hagamos-

Valerosas palabras del señor del Santuario, la máxima representación de los hombres en nombre de Athena. El Patriarca. Su porte erguido se ve recubierto de suaves ropajes, que en una única pieza blanca de encajes dorados se balancea jugando con el inquieto viento nocturno. Su rostro protegido por una máscara de plata se corona con un yelmo de oro. Es así como se levantaba la máxima representación del Santuario, erigido frente a la gran estatua de Athena en lo más alto de las 12 casas.

Los segundos se tornaban en minutos y estos en una eternidad ilusoria mientras el Patriarca intentaba encontrar la respuesta a sus inquietudes en las estrellas. Sin embargo el paraje se veía disperso y el futuro incierto se dibujaba. Imágenes confusas que sin lograr dar sentido consumen aún más la atención y concentración del Sumo Pontífice. Hasta el momento en que una serie de pasos firmes y sistemáticos conjugan un ritmo metálico.

-El cielo se muestra inquieto esta noche. Con su permiso Patriarca, respondo a la solicitud de mi presencia…- Sus cabellos dorados iluminaban la noche, libres como estrellas no eran más que la extensión que acompañaba a tan sereno y enigmático ser, que de pies a cabeza revestía de coraza dorada. Uno de los 12 escogidos a proteger el camino hacia Athena y el hombre considerado más cercano a los dioses. Shaka de Virgo.

-Shaka, te agradezco tu puntual presencia.-

-Yo cómo uno de los 12 Santos Dorados al servicio de Athena, simplemente cumplo con el deber que corresponde a mi existencia-

-Tú entre todos, eres considerado el hombre más cercano a la voluntad divina y aún así eres incapaz de ver a través del firmamento estelar. Somos ciegos ante la voluntad de los dioses. Pero somos libres de luchar por lo que creemos.-

El silencio se hace presente. El silbido del viento es la única interrupción que se suscita luego de las palabras del Patriarca. Shaka sumido en su interior, busca constantemente la ilumnación a través de la meditación.

-Las batalla entre Athenas y Hades ya ha empezado, mucho antes de la encarnación de sus voluntades en la tierra. Tiempos oscuros se aproximan. Debemos prepararnos para lo que se aproxima…. Es por esta razón que te he mandado a llamar Shaka. Debo partir del Santuario, mi misión aquí no es indispensable. Debo cumplir un objetivo mayor en nombre de todos… es algo que sólo yo puedo hacer.-

-Patriarca…- la sorpresa es inevitablemente filtrada a través de los labios de Shaka, quien en lo más interno de su ser nunca espero una noticia de este calibre.

-No te preocupes Shaka, el Santuario es fuerte y valeroso. Es una columna que no depende de mí, sino del esfuerzo y la unión de todos sus miembros. Juntos son la fuerza para seguir y vencer… Además el Santuario queda en buenas manos… ya que tú los guiaras con sabiduría-

Aún a pesar de mantener sellada su mirada y emociones, la tés de Shaka se ve abrazada nuevamente por la sorpresa que se hace mayor y más evidente que la anterior, generando que este levante inmediatamente su rostro hacia el Pontífice quien demuestra una gran confianza al ceder el mayor cargo con total serenidad.

-¿Tan importante es su propósito para cómo tomar decisiones de tal calibre?- es el cuestionamiento automático y respetuoso de Shaka, el cual a pesar de saber que cada ser en el mundo nace para cumplir un propósito, no concibe que las actuales decisiones conlleven a un bien mayor, estando el Santuario aún en un fase prematura de desarrollo.

-Mis palabras son la interpretación segura de mi conciencia. Aún eres joven y muchas cosas te faltan por comprender, aún así confío en que estas preparado para asumir tal responsabilidad… Este no será un adiós, sino un hasta luego Shaka. Cuando el Santuario necesite de mí, yo estaré ahí para cada uno de sus hijos…-

Son las últimas palabras que concibe el Gran Patriarca, abandonando la tranquilidad del balcón, pasando de lado del Santo de Virgo, que arrodillado puede sentir por última vez la calidez de la palma del Patriarca en su hombro justo antes de que este se pierda en el interior del Templo Principal.

“La seguridad de esta era corresponde a esta nueva generación de caballeros”