SENTIMIENTO DE PROPIEDAD.- (Lázaharo Hael)
Prologo:
El ego como Maya nos engaña, y nos hace creer que somos propietarios
de un mundo, donde pulsiones y fuerzas instintivas se disputan el
poder enrareciendo nuestra consciencia. Hasta el día que la luz de la
consciencia interior nos revele el enorme misterio de la exaltación al
tercer grado, y nos sea confirmado por el maestro interior, el grado
de Maestro Masón.
“SENTIMIENTO DE PROPIEDAD”
Para la psicología el ego, es el verdadero hombre. Para la ciencia del
misticismo, el ego es esa parte de nuestra mente que se hace cargo de
nuestro diario vivir, aquel que presta atención al entorno y ha su
relación con el hombre, es aquel que esta alerta en nuestra vida
diaria en la calle, nuestro hogar, el trabajo en fin en el mundo
entero… Pero no el hombre real o verdadero.
“El sentimiento de propiedad tiene como inicio el útero de nuestra
madre, y el final es nuestra tumba al morir”, el hombre es un cóctel
de fuerzas donde unas se mezclan con otras haciéndolas difícil de
diferenciar, aparentemente es una misma fuerza vista o manifestada en
diferente modalidad, es como la luz blanca que al Pasar por un prisma
se divide en variaos colores y manifestaciones.
La pulsión principal y quizás la única es la sobrevivencia. El hombre
Al igual que los animales somos territoriales, marcamos nuestro
espacio de alguna forma, y con ello les decimos al resto: esta mujer,
este hijo, esta escuela, esta nación, este terreno es mió, aléjate, es
mi área de seguridad que incrementa mis posibilidades de
sobrevivencia.
El sentimiento de propiedad, más que un estado legal, es un estado o
condición emotiva y psicológica. Donde las propiedades, cosas y
personas, deben pasar por un proceso de introyección o aceptación
interior, el hombre proyecta parte de él, sus ideales, conceptos,
patrones de conducta, etc. hacia el objeto ha aceptar, y si este
responde o tiene “eco” a nuestras exigencias, lo aceptamos, todo esto
es mucho antes de un proceso legal, es un proceso interior,
psicológico-emotivo. Y en ese momento de aceptación, convertimos el
objeto o persona, más que en una extensión nuestra, en una parte
nuestra; y como todo en el universo es dual, el sentimiento de
propiedad tiene su opuesto, la despropiedad, donde algo o alguien deja
de formar parte nuestra, por ello, los matrimonios y divorcios tienen
lugar mucho antes de firmar cualquier documento.
Las personas tratan de encontrar sentido a su existencia a través de
las propiedades adquiridas, como: una cuenta bancaria con muchos
dígitos, casas, mujeres, prestigio, poder, etc. confunden el “Tener
con el Ser” y se pierden en un vacío existencial, donde la realización
del ser queda fuera de todo proyecto de vida.
El sentimiento de propiedad, es algo muy propio y requisito para la
evolución de la humanidad, pero todo tiene su límite en tiempo y
forma, y lo que en un tiempo, edad, posición geográfica, y sociedad
fue lo adecuado, hoy puede ser patológico y motivo de conflicto:
Padres e hijos, Esposos, Compañeros de trabajo, Hermanos de logia,
etc. que se sienten dueños de todo, incluyéndose unos de otro, y
dificultan el desarrollo y realización plena del resto de la
humanidad.
Deseamos que el resto del mundo se comporte de acuerdo a nuestro modo
de pensar, no respetamos la individualidad, personalidad, tiempo y
espacio del resto. En los trabajos, no desean a los viejos, porque
traen ideas muy sólidas, y difíciles de adaptar a nuevos pensamientos
y sistemas, Los padres viejos, HERMANOS VIEJOS EN LOGIA, Políticos
viejos, sacerdotes viejos, difícilmente ceden a nuevos modelos de
pensamiento, nuevos modelos de poder, nuevas corrientes evolutivas.
Jóvenes que defienden sus posiciones y pretenden que los viejos se
comporten de acuerdo ha sus nuevos sistemas de pensamiento… ¿Qué es lo
que pasa? Falta de comprensión, tolerancia, apertura y claridad de
pensamiento… Pero lo más grave de todo, es que muchas veces no se es
consciente de esto. Y racionalizamos nuestras ambiciones y temores,
ocultándolos bajo nobles y falsos propósitos.
El hombre jamás debe convertirse en esclavo de lo conquistado. Los
valores materiales, sentimentales, y aquellos como prestigio y poder,
deben ser un medio para alcanzar la realización del ser. Alguien dijo,
“La muerte es la gran reveladora de la verdad” al morir solo te
llevaras lo que guardes en tu consciencia, tus experiencias, tu
evolución como ser… y nada más.
El hombre no puede realizarse por sí solo, sino a través del resto de
la humanidad, y de el mundo y tiempo que nos toco vivir. Pero el mundo
es de Maya la gran engañadora, y el hombre siente que él es los
valores adquiridos. Piensa que la realización está fuera de él, y se
pierde entre los tesoros del mundo Asiyyah, el mundo de la irrealidad
eterna, de las formas cambiantes y que paradójicamente es el mundo de
la realidad evolutiva, Malkuth.
Conclusión:
El hombre es como la sephirah Daat, viven en dos mundos y recibe tanto
influencias de los mundos divinos como de los mundos terrenos. La
cabala con sus cuatro mundos refleja los cuatro cuerpos del hombre: el
físico, emocional, intelectual y espiritual. Este es el hombre
encarnado que se desenvuelve y evoluciona en un mundo múltiple, donde
todos se compenetran y ha la vez conservan sus características
individuales, es como un sistema simbiótico donde todos evolucionan y
aportan al mismo tiempo en una danza eterna, cuyos inicios se pierden
tras la noche de los tiempos y cuyo fin no termina con la muerte del
hombre.
Los cuatro cuerpos del hombre aportan circunstancias que generan
experiencias que de algún modo se conservan en la presente
encarnación, en los cuerpos temporales que terminan con la transición
del hombre, más sin embargo la experiencia no se ha perdido, pues
continúa en la consciencia del alma.
Los cuerpos del hombre exigen permanencia y valor a “sus” palabras, y
defienden sus feudos como territorios de su propiedad. Y cuando el
hombre no ha alcanzado la iluminación mayor, se debate entre fuerzas
caóticas que le hacen creer que son él, y si en efecto son él, en la
presente encarnación, pero paradójicamente el hombre verdadero es el
alma, el maestro secreto, Hiram Habbi. Cristian Rozencrauz, Buda, o el
Cristo que ha de resucitar de su tumba… la materia.
El hombre tiene como amor todo aquello que es de su propiedad. El amor
hacia la pareja solo es el amor hacia uno mismo, porque nosotros
proyectamos nuestro ideal de amor hacia nuestra compañera y en la
medida que refleja ese ideal es el amor que sentimos por ella. Todo lo
que amamos nos pertenece, hasta nuestros hijos, y cuando nuestros
hijos empiezan a tomar sus propias decisiones y emanciparse de la
autoridad paterna, surgen los conflictos… Porque como padres no
queremos perder nuestras propiedades.
El ego nos engaña a través del sentimiento de propiedad haciéndonos
creer que nuestro valor va en proporción directa a las propiedades que
poseemos sobre la tierra. El hombre no se ha dado cuenta que no es
dueño ni de su cuerpo físico porque al morir lo abandonara. El hombre
debe descubrir no por mis palabras sino por experiencia vivencial
propia, que él es mente, y que al final de su presente encarnación
solo podrá conservar los valores adquiridos en ella.
La muerte, la iniciación más elevada que el hombre puede alcanzar en
este plano. Pero antes hemos de dejar nuestros tesoros “terrenales” y
someternos al escrutinio del “guardián” para conocer los valores que
portamos y que nos ayudaron en la evolución del ser, y de acuerdo a
esta evolución asignarnos la columna que ocuparemos en el eterno
oriente… EL HOMBRE ES MENTE Y ES TODO CUANTO EL PUEDE POSEER.
La muerte es la gran reveladora, porque a su llegada el ego ya no
estará y la verdad se hará presente en su realidad más cruda… No
lloraremos por lo que no fuimos capaces de comprender y partamos en
paz… Esperando nuestra próxima venida.
¿Qué es la iluminación, o luz mayor?
Fraternalmente.
Lázaharo Hael. M.’. M.’.
Nota:
El presente, son, reflexiones y meditaciones personales, no
necesariamente representan la opinión de la orden.
No escribo para todos, sin embargo, todos son invitados a leer.
Escrito: 15 de febrero del 2010.