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General: Los Illuminati y la poderosa palabra perdida
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 08/03/2013 16:53
Los illuminati y la poderosa palabra perdida -La anhelada palabra perdida que conducía a la tumba de Hiram Abiff y al tesoro de todos los tesoros. ¿No podía ser la Orden de los Illuminati de Adam Weishaupt una custodia de esos secretos? Enviado al foro secreto masónico por el Q:.H:: Felipe Neri LOS ILLUMINATI__________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ (A tanto estaba valorada esta palabra que los albañiles incluso antentaron contra la vida del Maestre Hiram para arracarsela de sus labios)«No puede negarse que era una persona espiritual [Adam Weishaupt], aunque su espiritualidad horrorizara a los clérigos, a quienes él se oponía.» Michael Howard, La conspiración oculta Mayo de 1776. Munich, Baviera Richard dividió el tiempo de su estancia en Munich, la capital de Baviera desde 1503, entre visitas a monumentos históricos, lecturas y asistencia a las reuniones de la logia Teodoro del Buen Consejo. De hecho, estuvo asistiendo a las tenidas de la famosa logia desde mayo de 1776 hasta el verano de 1777. La temporada 1776-1777 supuso para Richard una experiencia única, ya que disfrutó de lugares tan bellos como la histórica plaza Marienplatz de Munich y de un exquisito trato por parte de los hermanos de su logia, a la vez que progresaba a pasos agigantados en su formación masónica, ya que la masonería alemana le aportaba nuevos conocimientos. En el otoño de 1776, un hermano le explicó que una de las órdenes de mayor interés para su misteriosa «búsqueda» era la de los illuminati de Baviera, una organización fundada el 1 de mayo de 1776 por el catedrático alemán Adam Weishaupt. Según decía el hermano, a la primera reunión de la Orden apenas habían acudido cinco personas, aunque unos meses después ésta inició un crecimiento muy notable. Curiosamente, tras unos meses, en febrero de 1777, Adam Weishaupt, el fundador de los illuminati, fue iniciado como Aprendiz Masón en la logia Teodoro del Buen Consejo de Richard, y éste pudo contactar con él y entablar una interesante conversación, justo unas horas después de su iniciación. Tras la iniciación de Adam, éste y Richard se saludaron fraternalmente, intercambiaron unos susurros y, por último, envueltos en el misterio, marcharon juntos hacia la Marienplatz de Munich. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ Aunque Weishaupt parecía un tipo discreto, Richard tuvo la impresión de que podría aclarar algunas dudas conversando con él. Una vez arribaron a la famosa plaza, los dos hermanos se sentaron en unos asientos de madera e iniciaron una interesante conversación. 20 —Hermano Adam, podéis comenzar vuestra explicación sobre la Orden de los Illuminati. Os escucho con suma atención —afirmó Richard rompiendo el silencio de la noche. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ —Para ello, debo remontarme en el tiempo. Mi padre era profesor de Derecho Penal en Ingolstadt y yo estudié en los jesuítas de esa ciudad cuando era pequeño. Mi familia es de origen judío y no tuvimos más remedio que convertirnos para evitar las molestias de los antisemitas — empezó a relatar Weishaupt, mirando la belleza arquitectónica que le rodeaba. —Yo también tengo sangre judía. Los Holbein somos conocidos en Inglaterra por tener demasiada sangre judia —le interrumpió Richard poniendo cara de circunstancias. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ Weishaupt se revolvió en su asiento y prosiguió su explicación. —Cursé estudios superiores en la Facultad de Derecho, y a los veintisiete años fui nombrado decano de la misma facultad. En esa época contacté con Kolmer... —¿Kolmer? —preguntó Richard extrañado. —Sí. Cuando aún estábamos en la logia, usted, hermano, me dijo que deseaba conocer a los illuminati y yo deseo contarle de dónde venimos y quiénes somos. Kolmer es decisivo para entender nuestra organización —puntualizó Weishaupt. Richard y Adam se miraron y sonrieron. El segundo continuó su explicación. —Kolmer se convirtió en mi director espiritual hacia 1774. Era un danés que había vivido mucho tiempo en Egipto y que, una vez fundó un grupo místico en la isla de Malta, recorrió Europa comunicando a sus discípulos más fieles los misterios y los secretos que le habían transmitido los sabios de Memphis. Kolmer fue el instructor de Dom Pernetti, el responsable de otra Orden de los Illuminati, y del célebre conde de Cagliostro —explicó Weishaupt. —Y... ¿qué le transmitió a usted? —preguntó un cada vez más ansioso Richard Holbein. —Bueno, pues... muchos misterios y secretos, incluso el mayor de los misterios, el cual tiene que ver con Baphomet, el ídolo de los Templarios. Kolmer me transmitió las técnicas que sirven para contactar con esa entidad y conseguir mensajes muy útiles. «Mensajes, mensajes, mensajes...», escuchó en el interior de su mente un sorprendido Richard tras la afirmación de Weishaupt; entonces sintió una especie de sensación de vértigo y unos deseos enormes de saber más. Creo que la logia Teodoro del Buen Consejo tiene relación con la Estricta Observancia Templaría de Karl Gottheld von Hund. No conozco demasiado la historia de los templarios y menos aún la figura de Baphomet —afirmó Richard con cara de circunstancias. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ —Pues... debería conocerla. Debería conocerla... Para no extendernos, sólo le diré que los templarios fueron fundados por Hugues de Payens en el año 1118 y que san Bernardo redactó sus reglas bajo el modelo del Císter. Tras participar en las cruzadas y dar seguridad a los peregrinos que acudían a Tierra Santa, los templarios ejercieron de banqueros, tuvieron gran poder económico y enemigos que recelaban de ese poder, por lo que terminaron siendo perseguidos. Su último Gran Maestre, Jacques de Molay, fue quemado en una pira levantada en una isla del Sena a su paso por París. Uno de los «delitos» más graves, según los inquisidores que enjuiciaron al Temple, fue tener como ídolo a Baphomet. Es cierto que la Estricta Observancia Templaría y la logia Teodoro del Buen Consejo de Munich recogen en parte esa tradición templaría. Ése es el motivo por el que he decidido iniciarme en esa logia y no en otra. «Baphomet, Baphomet, Baphomet...», escuchó Richard en el interior de su mente. Pensó en silencio en los templarios y en Baphomet, en el sueño que le avisó en Inglaterra de que tenía que acudir a Baviera y en la anhelada palabra perdida que conducía a la tumba de Hiram Abiff y al tesoro de todos los tesoros. ¿No podía ser la Orden de los Illuminati de Adam Weishaupt una custodia de esos secretos? ¿No podía otorgarle dicha orden por lo menos una ruta que le condujese hasta ellos? ¿Y qué misterios se escondían tras Baphomet? —Dice usted, hermano, que Baphomet era el ídolo de los templarios masacrados en la Edad Media. También dice usted, hermano, que Kolmer le transmitió misterios y secretos y un gran misterio relacionado con Baphomet, es decir, unas técnicas que sirven para contactar con la entidad y recibir mensajes útiles. De hecho, me ha dado a entender además que se ha iniciado en la logia Teodoro del Buen Consejo por su relación con la Estricta Observancia Templaría y Baphomet. Pero ¿usted ha comprobado la validez de las técnicas del tal Kolmer que sirven para contactar con Baphomet y conseguir sabios mensajes? —preguntó Richard de nuevo con insistencia. —Una vez aprendí las técnicas de Kolmer, yo mismo contacté con Baphomet, que no es otra cosa que una «cabeza parlante» y una entidad que «porta la Luz», incluso con una simbología iniciática enorme. Contacté con él en una cueva de Baviera, y enseguida fueron fundados los illuminati de Baviera —sentenció Weishaupt. —¡La «cabeza parlante» se lo ordenó! —exclamó Richard en medio de la fría noche creyendo haber descubierto un gran misterio. —Así es —respondió Weishaupt mirándolo fijamente. —¿Y los miembros illuminati practican ese tipo de técnicas? —preguntó Richard mostrando claros síntomas de su estado de ansia. —Sí, pero hay que avanzar con calma a través de los grados de iniciación —repuso Weishaupt mirando de nuevo fijamente a Richard. En aquel instante, Richard creyó que tenía bastante. 21 Pensó que los grados de los que hablaba Weishaupt eran similares a los grados masónicos de Aprendiz y Compañero. Y pensó también que los contactos con Baphomet que enseñaban en ciertos grados de los illuminati tal vez podrían acercarle a la palabra perdida que ya buscaba desde hacía más o menos medio siglo. Se levantó de su asiento poco a poco. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ —Hermano, creo que los illuminati y sus misterios y secretos me interesan —balbuceó Richard mirando a Weishaupt—. Deseo que me aceptéis en vuestra Orden de los Illuminati como... —Novicio..., Novicio. Pero, hermano, ¿lo habéis meditado como es debido? —preguntó Weishaupt tras la conversación, algo extrañado por las prisas. —Sí, hermano —respondió Richard. —Pues bien, yo os acepto. Os acepto. Estáis aceptado —añadió Weishaupt. En aquel instante, se oyeron las campanas de una catedral cercana y ambos contertulios se quedaron sin saber qué decir. El cielo estaba despejado y la creciente oscuridad permitía observar las estrellas en medio de la noche. Hacia ellas miraron Adam y Richard. El último sintió que se acercaba a la anhelada palabra perdida y que la Luz, la sagrada Luz, empezaba a verse en medio de la oscuridad. * * Richard Holbein, durante casi un año, se dedicó en cuerpo y alma al Noviciado de la Orden de los Illuminati de Adam Weishaupt, sin moverse de Munich y asistiendo también a la Logia Teodoro del Buen Consejo. Su contacto con la Orden fue un misterioso hermano insinuante, con el cual se reunió en algunos bosques cercanos a Munich cada dos o tres meses. El trabajo a realizar consistió en una especie de despertar de la conciencia, unas meditaciones, unas tablillas de estudios y la observación de las personas cercanas a él. La Orden de los Illuminati, según pudo averiguar durante el Noviciado, también defendía unos planteamientos muy revolucionarios, más allá del esoterismo que atesoraba. Un texto de su fundador Adam Weishaupt, apuntaba: «La salvación no está allí donde los tronos fuertes son defendidos por la espada, donde el humo de los incensarios asciende al cielo o donde miles de hombres fuertes miden con pasos los ricos campos de la cosecha. La revolución que va a producirse será estéril si no es completa.» Al finalizar el Noviciado, Richard, aparte del trabajo realizado, tuvo que responder a varias preguntas comprometidas que le hicieron recordar el juramento de su iniciación masónica en el grado de Aprendiz de la Gran Logia de Londres u otras experiencias en el seno del Club del Fuego del Infierno: «¿Seguís aún con la intención de ser recibido en la Orden de los Illuminati? «¿Habéis sopesado suficientemente que tomáis una decisión importante y arriesgada al contraer compromisos desconocidos? »Si descubrís en la Orden algo injusto que realizar, ¿qué partido tomaréis? »¿Dais a nuestra sociedad el derecho a la vida y a la muerte? »¿Os comprometéis a una obediencia ciega, sin reserva? »¿Qué seguridad nos daréis de esas promesas y a qué pena os someteréis si faltáis a alguna de ellas?» Las respuestas de Richard Holbein fueron enviadas a los archivos de la Orden y los superiores de los illuminati pusieron una fecha y una hora a su iniciación, tras considerar que las respuestas del joven Holbein eran apropiadas para la Orden: once de la noche del día 18 de abril de 1778. Los días anteriores a la iniciación, Richard anduvo algo nervioso y preparó con cuidado su viaje a Ingolstadt, ya que e habían ordenado acudir allí para llevarla a cabo. Richard pensaba en los grados de iniciación de los illuminati y en que Baphomet podía tener relación con la anhelada palabra perdida. En el caso de que accediese a las instrucciones de los illuminati que enseñan a contactar con la entidad, ¿podría transmitirle la palabra perdida? Al elucubrar sobre esas hipótesis, el estado de ansiedad de Richard aumentó. Una noche, Richard tuvo un sueño extraño en el que se observaba en medio de un bosque con seres diminutos que le decían: «Tienes que ir hacia adelante, hacia la capilla peligrosa y la senda de la iniciación.» Después los seres desaparecían sonriendo y volando, subidos en una especie de carro volador. Al cabo de un rato, una mujer lujuriosa aparecía en el medio del bosque vestida de forma provocativa y le decía: «Cariño, no hay nada como colocar la cabeza en medio de las nalgas de una gran madre.» Desaparecida la mujer, un ser hermafrodita, con los dos sexos, aparecía también en el bosque y cantaba: «No hay nada mejor que tenerlo todo, Baphomet lo tiene todo: vara y agujero.» El día 18 de abril de 1778, tras otra noche de sueños extraños, Holbein se marchó por fin a Ingolstadt a primera hora de la mañana para ser iniciado, y arribó con su caballo a pleno galope a mediodía. Se acomodó en una posada que tenía una reserva para él, comió y esperó en su habitación a que apareciese el hermano insinuante, el cual tenía que conducirlo al lugar de la iniciación. A la hora pactada en punto, el hermano insinuante se presentó en la posada, saludó a Richard y lo trasladó con su caballo a un bosque cercano a Ingolstadt. El hermano insinuante y Richard arribaron al lugar en media hora y el primero le solicitó que se desnudase por completo con rapidez. Richard recordó otras iniciaciones y notó que empezaba a sudar. Por un momento, tuvo miedo, pero, no obstante, obedeció y se quitó la ropa. El hermano insinuante le colocó una venda en los ojos y le ató sus partes genitales con suavidad, exclamando: —Novicio, esperad aquí hasta que regrese. El hermano insinuante reapareció, por fin, al cabo de uno veinte minutos y lo condujo al lugar del ritual con la venda en los ojos. Tras arrodillarse, Richard tuvo que contestar un sinfín de preguntas encaminadas a conocer cuáles eran los motivos por los que deseaba iniciarse en la Orden de los iluminati. Llegado el juramento, uno de los encapuchados le realizó más preguntas: —¿Quieres jurar fidelidad a la Orden de los Illuminati? —Sí quiero —respondió Richard. —¿Quieres ser miembro de los illuminati? —Sí quiero —volvió a responder Richard. —¿Darás todo por la orden? —Sí —exclamó Richard. —¿Hasta la vida? —Hasta la vida —sentenció sin dudar Holbein. —Bien, jura lo siguiente después de que yo lo haga: «En presencia de Dios todopoderoso y ante vosotros, en este momento reconozco mi debilidad natural. Confieso que, a pesar de los privilegios de rango, de los títulos, de las riquezas de que pudiera estar revestido, no soy más que un hombre como los demás, que los otros mortales me pueden hacer perder todo eso, de la misma forma que gracias a ellos lo conseguí, que tengo una necesidad absoluta de su estima y que debo hacer cuanto me sea posible para merecerla... Prometo aprovechar ardorosamente todas las ocasiones de servir a la humanidad, de perfeccionar mi espíritu, de emplear mis conocimientos en el bien común, en la medida en que el blen y los estatutos de mi sociedad lo exijan. Prometo un silencio perenne, una fidelidad y obediencia inviolables a todos los superiores y a los estatutos de la orden... Que Dios me ayude.» El juramento, por un instante, hizo recordar a Richard la naturaleza un tanto revolucionaria de los illuminati de Weishaupt y otras iniciaciones anteriores. El silencio se rompió cuando uno de los encapuchados dio tres golpes en el altar y exclamó: —Luz, Luz, Luz... Que vea la Luz de Baviera. El hermano insinuante le puso en pie y le quitó la venda de los ojos. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ Richard, entonces, pudo contemplar dos espadas que le apuntaban y a los dos encapuchados, un altar negro y un par de velas o bujías de color rojo, un espectáculo poco relacionado con una logia masónica. ¿Dónde estaban el mosaico blanco y negro, las dos columnas de la entrada, Jakin y Boaz, el triángulo y el ojo, el símbolo del Gran Arquitecto del Universo? Uno de los encapuchados le proclamó iluminado, y el resto de hermanos presentes le dieron un triple abrazo fraterno, y entonces concluyó la iniciación. Desde aquella noche, el joven Richard Holbein pudo avanzar en los misterios de los illuminati con mayor profundidad y buscar la anhelada palabra perdida o la forma de llegar a ella. Y la verdad es que la famosa palabra se quedó cerca, demasiado cerca. * * Así, Holbein pasó casi cuatro años viviendo en Ingolstadt para encontrarse cerca de Weishaupt y descubrir los grandes misterios masónicos e iluministas. Escaló los grados de iniciación de los illuminati, conoció a miembros de los illuminati tan ilustres como Cagliostro, Herder y Goethe y se encontró ante la iniciación en la maestría masónica en el verano de 1782. El Rito de los Iluminados, escrito por Adam Weishaupt y Adolf von Knigge, tenía 13 grados de iniciación y Richard estaba convencido de que en el grado de Maestro Masón se encontraba el misterio que él buscaba. La verdad es que a Richard, en aquellas fechas, no le quedaban fuerzas para proseguir la búsqueda en los altos grados de los illuminati, porque el tiempo había transcurrido y la ciudad de Ingolstadt no presentaba más atractivos que los de un castillo ducal, una catedral gótica, unos bosques cercanos muy bellos y unas jovencitas tan atractivas como recatadas. Su iniciación en la maestría masónica, así pues, se produjo un 13 de diciembre y le resultó más llevadera que el primer ritual de iniciación de los illuminati, porque entonces ya conocía muy bien a sus hermanos. Sólo el acto de tumbarse en la simbólica tumba de Hiram Abiff y una marcha algo larga a su alrededor le intrigaron e hicieron sudar. Él se animaba a sí mismo pensando que no podía haber problema entre hermanos tan conocidos. Y así fue; todo transcurrió de la forma más natural. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ Como él imaginó, los toques, signos, palabras y enseñanzas que descubrió le dieron nuevas pistas sobre su búsqueda. Las enseñanzas trataban sobre la tradición luciferina que le transmitió Tubalcaín a Hiram Abiff, el héroe de la maestría masónica, con datos claros y entendibles. Esa tradición era casi idéntica a la que había podido descubrir por primera vez con los hermanos de la Gran Logia de Londres. La verdad es que se trataba de una tradición tan apasionante como iniciática, ocultada en parte por miedo de que la Iglesia católica y los conservadores hablasen de satanismo en el seno de la masonería. __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ Los nuevos documentos de los illuminati explicaban casi !o mismo sobre Hiram Abiff que el documento que recibió en la Gran Logia de Londres, aunque con un añadido importante sobre el árbol genealógico de Hiram Abiff: «El árbol genealógico de Hiram Abiff, según la tradición luciferina es: 1.El Dios supremo y desconocido 2.Iblis (Samael, Lucifer, Baphomet...) y Eva 3.Caín y Lebuda 4.Enoc y Naema 5.Irad y Naema 6.Mejuyael y Naema 7.Matusael y Naema 8.Lamec y Tsilla (Sela) 9.Tubalcaín y Naema 10.Ur y una viuda 11.Hiram Abiff y Balkis __________ https://groups.google.com/group/secreto-masonico ____________ »Y, sin lugar a dudas, por tanto, esta genealogía de Hiram Abiff según la tradición luciferina se puede considerar totalmente «luciferina» o ligada al Dios de la Luz por varios motivos: • »Hiram, el fundidor de Tiro, era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí (I Reyes, 7-13) o de Dan. Esas dos tribus hebreas fueron las que volvieron al becerro de oro y renunciaron al elaborado por Moisés. Un hecho significativo. • »Hiram tuvo por padre a un tirio, también fundidor, llamado Ur. En hebreo, esa palabra significa "luz". Recordemos la importancia de la Luz con mayúsculas en toda la ruta luciferina. • »Según la leyenda de Hiram, éste fue instruido durante un descenso al centro de la Tierra por Tubalcaín, su antepasado fundidor. Y Tubalcaín, por cierto la palabra de paso en la maestría masonica, es citado en el Génesis 4-22 de la siguiente forma: "Sela parió a Tubalcaín, forjador de instrumentos cortantes de bronce y de hierro. La hermana de Tubalcaín era Naema..." »Cabe prestar atención a Baphomet, porque es la expresión más iniciática de ese Dios de la Luz y la expresión que los illuminati utilizamos en nuestro trabajo.» Tras varias lecturas, todo quedó más claro para Richard. Hiram Abiff aparecía asociado a su antepasado ancestral Iblis, que podía considerarse un Dios de la Luz muy similar a Baphomet. Hiram Abiff era la puerta de acceso a Iblis y a Baphomet. En la maestría masónica de los illuminati, la leyenda no ofrecía lugar a dudas. Pero ¿qué se explicaba de Baphomet en los mismos documentos del Maestro Masón de los illuminati? Los documentos de dicho grado, por otra parte, también enseñaban la naturaleza exacta y real de Baphomet, el ídolo de los templarios asociado a Iblis. Richard se quedó asombrado al ver que los documentos consideraban a Baphomet el Dios verdadero y que en él estaban todos los misterios. Pocas dudas podía tener a aquellas alturas acerca de dónde buscar la palabra perdida. Baphomet era la clave, es decir, quien conducía a la palabra perdida, a la tumba de Hiram Abiff y al tesoro. El grado de Maestro Masón le ofrecía más técnicas para contactar con Baphomet y aportaba una introducción a la Cabala útil para aprender a contactar con otros planos de la realidad, y Richard entendió que debía practicar para prepararse convenientemente para el gran evento que se avecinaba. Practicó durante meses y logró observar por fin una cabeza parlante, Baphomet, la cual le decía: «Soy yo... Soy yo y tres veces yo. Soy el inspirador de los sueños, el mago de la penumbra del alma. Ilumino a todos, pero no lo saben o no lo quieren saber. Espera... Espera...» * * Como Maestro Masón de los illuminati de Baviera, Richard Holbein también averiguó la confrontación que existía entre los illuminati y los masones ingleses, a los cuales Weishaupt llamaba «no iniciados» y «clérigos». De hecho, en 1782, en el convento masónico de Wilhelmsbad, los illuminati habían intentado federar a la masonería continental, sin éxito, esencialmente por la postura radical de la masonería inglesa en su contra. En la primavera de 1784, Richard se encontraba a punto de ascender de grado y, para calmar la ansiedad por la espera, decidió emprender un viaje por Francia. Pensó que un viaje de un par de meses le serviría no sólo para relajarse, sino también para aclarar las ideas y los datos que había obtenido en la Orden de los Illuminati. Otro atractivo del viaje era conocer el ambiente de las logias masónicas e iluministas francesas, donde emergían nuevas corrientes masónicas como el martinismo, creado por Martines de Pascually, tras fundar éste el Rito de los Elegidos Cohens. Según había podido averiguar, en la última década, varios ritos masónicos de nuevo cuño triunfaban en la masonería francesa y continental, y Richard deseaba contactar, como Maestro Masón de los illuminati, con las logias del Gran Oriente de Francia, creadas en 1773, y la Gran Logia Nacional francesa, que trabajaban con tales ritos, para comprobar esa realidad. Pero nada más cruzar la frontera, un hermano le comunicó a Richard una noticia alarmante que alteró su presente y su futuro inmediato: el 22 de junio el elector de Baviera había prohibido los illuminati, después de que un enviado de la Orden apareciese muerto con documentos que mostraban los planes de una gran revolución en ciernes. Richard se asustó y pensó que una situación así perjudicaría su búsqueda en los illuminati, aparte de comprometer su integridad y la de sus propios hermanos. Creyó adivinar que su viaje por Francia, además, no sólo iba a estar relaciónado con las nuevas corrientes masónicas que florecían a ritmo vertiginoso, sino con problemas. Tomó la determinación de pasar unos meses escondido en una ciudad cercana a la frontera, Estrasburgo, y en febrero de 1785, cuando pensaba que todo volvería a la calma, la noticia de que Weishaupt había sido destituido de su cátedra y marchaba al exilio, condenado a muerte, lo destrozó. Richard pensó entonces que, desde el convento masónico de Wilhelmsbad, en 1782, Weishaupt había dado prioridad a la revolución, y había afiliado a militares como el barón von Busche o Amelio Bode y apartado de la organización a masones de la talla de Adolf von Knigge, quien había escrito el Rito de los Iluminados y estructurado la orden junto a él, y que, ahora, llegaban las dramáticas consecuencias. Knigge, al cual conocía bien, era mucho menos revolucionario que Weishaupt y, tras el convento de 1782, donde los illuminati habían intentado federar a toda la masonería bajo su autoridad sin éxito, fue apartado de la Orden, con lo cual se creó una situación revolucionaria en el seno de la Orden que parecía haber conducido al drama actual. «¿Y ahora qué puedo hacer?», se preguntó Richard algo confuso. Tras mucho meditar, pensó que, con los illuminati prohibidos, la posibilidad de ascender de grado, de profundizar en los contactos con la cabeza parlante, Baphomet, y de conseguir por fin la anhelada palabra perdida que conducía a la tumba de Hiram Abiff y al tesoro de todos los tesoros se alejaba de Baviera. A finales de diciembre de 1785, dos días antes de reemprender su viaje a París, Richard experimentó una sensación extraña. A pesar del frío exterior, en la habitación de su posada hacía un calor brutal. De pronto, miró hacia la rojiza catedral de Estrasburgo y una voz musical le comunicó con rotundidad que, más tarde o más temprano, él completaría su busqueda de Ia palabra perdida que debía conducirlo a la tumba de Hiram Abiff y al gran tesoro, y que alguien tomaría la antorcha illuminati para hacer justicia, Richard en aquel momento tuvo la intuición de que lo segundo era inminente, mientras que la palabra perdida no sería encontrada hasta pasado mucho tiempo. Tras oír la voz, se sentó en la cama aturdido, recordó su primer encuentro con el héroe Adam Weishaupt y volvió a contemplar la catedral, sus símbolos, sus mensajes grabados en la piedra… La misteriosa voz que le había hablado no se equivocó… https://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/2ede8189a08a01b8/16de7620a19c6080?lnk=gst&q=palabra+perdida#16de7620a19c6080


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