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General: ¿Cómo, podemos contactar con nuestro yo más interior?
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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 18/10/2013 12:46

¿Cómo, podemos contactar con nuestro yo más interior? ¿De qué forma podemos realizar esta unión entre el alma y la realidad universal?¿Dónde está el camino que conduce a la mejora del ser y, en consecuencia, a la solución de los problemas propios de la propia existencia humana?______ La aparición del Yo Superior, sin tener en cuenta los distintos aspectos en que se puede manifestar, va acompañada por un extraño fenómeno que siempre se asocia  a una experiencia sobrenatural. Esta experiencia  iniciática, sin duda, es señal, y del signo esencial del logro más genuino, enmarcado con un estado de consciencia  de  más lucidez. Esta experiencia  no se otorga a los mediocres. Las personas corrientes, cargadas con el fardo del dogma y de la tradición inútil, raramente experimentan esta gran explosión de luz espiritual que desciende en magníficas oleadas de energía que todo lo transforma en bienestar, irradiando el gozo supremo y la sabiduría más elevada, pleno de la inspiración. Los masones tienen que llegar a ese estado de plenitud de conciencia que expande la visión limitada del mundo de la ciencia y las religiones de los profanos. El conocimiento de uno mismo y el descubrimiento de uno mismo –las palabras “uno mismo” se emplean en un sentido trascendental y sublime- eran los objetivos fundamentales de las antiguas iniciaciones del antiguo Egipto.Si las artes tienen su origen en la expresión del Alma que escucha y mira allí donde, para la mente exterior, sólo has oscuridad y silencio, entonces, evidentemente, el Misticismo es una de las artes más importantes, quizá la más, la apoteosis de la expresión artística. El  Masón lleva en su  interior esa tranquilidad que con frecuencia aparece en la faz del Hierofante cuando saluda al Ara Sagrada. Él es el intermediario reconocido, el director, el que tiene las llaves que abren la puerta  en sus manos. Como se representa, en los pasos al iniciarse masón, a él se le admite directamente en el interior del Santuario  masónico. Por esta razón, sus éxitos también lo son para los masones de todos los tiempos. Pero sus fracasos se reprueban amargamente, como si fueran la expulsión del templo de la luz. Un mal masón, un mal iniciado, es una vergüenza para la Orden, y su nombre cae pronto en el olvido. Sin embargo, un charlatán o un iniciado impostor ponen en peligro a todo el mundo, arrojando un espeso velo sobre la luz tras lúcida del espíritu, aunque su tarea sea llevársela a los hijos de los hombres. Es por esta razón también que existe para los pocos elegidos de cada época, de todas las épocas. Glorificado con las bienaventuranzas de todos los artistas y profetas de todos los tiempos sufre ignominiosamente con suvilipendio porque ellos también son Místicos. Está solo. Sumergido en las soledades subjetivas. Alládonde va –y pocos le pueden seguir a menos que también tengan las llaves- se le aclamaelogiosamente con canciones y ditirambos.Lo que el Místico busca no es un conocimiento teórico del Yo Mismo, una filosofía del Universo puramente intelectual, aunque también sea importante. El Místico busca un nivel más profundo deconocimiento. A pesar de toda su retórica sobre lo absoluto de la razón, los lógicos y los filósofos detodos los tiempos han estado siempre firmemente convencidos de la incapacidad e impotencia de lafacultad de raciocinio. Creían que en ella subyacía un elemento de autocontradicción que la hacíainútil en la búsqueda de la realidad suprema. Como prueba de esto, tenemos como testigo a toda lahistoria de la filosofía. Los Místicos creían, y la experiencia lo ha confirmado, que sólotrascendiendo la mente o con la mente vacía de todo contenido y en calma cual un lago de tranquilasaguas azules, se podía atisbar un destello de Eternidad. Cuando las modificaciones del principio del pensamiento se han aquietado o trascendido, cuando se ha dominado el movimiento confusocaracterístico de toda mente normal y lo ha sustituido una serena tranquilidad, entonces y solamenteentonces tiene lugar esa visión de espiritualidad, esa magnífica experiencia de los tiemposiluminando a todo el ser con la calidez de la inspiración y la profundidad.La técnica del Misticismo se divide de forma natural en dos sectores principales. Uno de ellos es laMagia y de él hablaremos en este tratado; el otro es el Yoga. En este punto, se hace necesario elevar una vehemente protesta contra esos críticos que, en oposición al Misticismo –término que da por sobreentendido el proceso de Yoga o Contemplación- aseguran que la Magia es algo completamenteaparte, no espiritual, terrenal y grosero. Sostengo que esta clasificación se opone a las implicacionesde ambos sistemas y es inexacta, como intentaré demostrar después. El Yoga y la Magia, el métodode meditación y exaltación, respectivamente, son fases diferentes que engloba el término Misticismo.Aunque ha menudo se ha abusado o utilizado mal la palabra, aparece constantemente en este libro porque Misticismo es el término correcto para definir esa relación Mística y extática del Yo con elUniverso. Expresa la relación del individuo con esa consciencia más amplia, tanto dentro como fuerade él, cuando, al ir más allá de sus propias necesidades personales, descubre que se ajusta a un propósito más armónico y vasto. Si esta definición está de acuerdo con nuestras opiniones, entonceses evidente que la Magia, igualmente ideada para conseguir esa relación aunque con métodosdiferentes, no se puede colocar en frente y cantar panegíricos sobre las ventajas de un sistemamientras se denigra al otro. porque tanto los mejores aspectos de la Magia como los del Yoga forman parte del Misticismo, el sistema que los reúne a los dos.Se ha escrito mucho sobre el tema del Yoga. Parte de ello es basura y parte es muy interesante. Peroel secreto del Camino de la Unión Real está contenido en el segundo aforismo de los Patanjali Yoga blasé, los dilettanti, todos ellos quedan excluidos de los méritos de esta bendición. Tampocotienen esta revelación los que sólo tienen talento, aunque el talento sea la piedra sillar del genio. Elgenio no es, ni ha sido nunca, el simple resultado de infinitos cuidados y paciencia. Pero creo que sele debe dar poca importancia a la manida definición de un alto porcentaje de transpiración más un pequeño resto de inspiración. No importa lo elevado que sea el valor de la transpiración; no puede producir el efecto magnífico del genio. En cualquier esfuerzo que hagamos en nuestra vida cotidiana,en cualquier parte que veamos que se ha realizado una gran cantidad de trabajo excelente, aunque seaindispensable, puede ser que se hayan gastado litros de transpiración sin que haya ni una fracción deuna idea creativa o de exaltación. Estas expresiones externas del genio –el cuidado, la paciencia, latranspiración-, son simplemente manifestaciones de una superabundancia de energía que procede deun centro oculto de la consciencia. No son más que los medios por los que se distingue el genio, quese afana por dar a conocer las ideas y los pensamientos que han caído como el rayo en la conscienciay han atravesado la frontera que separa lo profano de lo divino. El genio lo causa una experienciaespiritual del orden intuitivo más elevado. Es una experiencia que, tronando desde la parte más altade los cielos como un rayo ardiente que proviniera del trono de Júpiter, comunica una inspiracióninstantánea y una rectitud duradera, ayuda a realizar todos los anhelos de la mente y de la naturalezaemocional. No quiero indagar en la causa primaria de esta experiencia, familiar a esos pocos individuos cuyasvidas se han visto bendecidas por ella desde los primeros días de su infancia hasta sus últimosinstantes. Estas indagaciones me llevarían muy lejos, al reino de las cosas impalpables metafísicas yfilosóficas en el que, de momento, no deseo entrar. Sin embargo, debemos hacer una reflexión sobreun hecho significativo. Los individuos que han recibido el título de “genios” y considerados como tal por la humanidad, han pasado por la experiencia inimitable que he mencionado. Puede que sea unageneralización que, sin embargo, lleva el sello de la verdad. Muchas otras personas inferiores, cuyavida se vio agraciada de forma semejante, han llevado a cabo trabajos, artísticos o seculares, quehabrían sido imposibles en otro caso.Ahora tenemos este postulado, más o menos lógico, que es la consecuencia directa de la premisaanterior: si fuera posible inducir, por medio de una especie de entrenamiento psicológico y espiritual,esta experiencia en la consciencia de varios hombres y mujeres de hoy, la humanidad en su conjuntose exaltaría incluso más allá de las concepciones más elevadas y se produciría una nueva raza desuperhombres. En realidad es a ese punto a donde tiende la evolución y lo que prevén todos losreinos de la Naturaleza. Desde el principio de los tiempos, cuando el hombre inteligente apareció enla escena de la evolución, han existido métodos técnicos para conseguir conocimientos espirituales por medio de los cuales se podría descubrir la auténtica naturaleza del hombre y, además, desarrollar el genio del orden más elevado. Debería añadir que lo último se concibió para que fuera elsubproducto y la eflorescencia terrestre del descubrimiento de la órbita del Yo sembrado de estrellasy en ningún momento se consideró que fuera en sí mismo un objetivo. Todo esto es obra de lasautoridades del Gran Trabajo. El mandato supremo que daba ímpetu a su empeño era: “Conócete a timismo”. Si la creatividad del genio era la consecuencia del descubrimiento del yo más interior y deque se abrieran las fuentes de la energía universal, si la inspiración de las Musas actuaba comoestímulo en el arte, en la filosofía o en cualquier otra ocupación profana, pues mucho mejor. Sinembargo, al principio de este entrenamiento, los Místicos –así es como se ha llegado a conocer aestas autoridades- se sentían completamente indiferentes a cualquier otro resultado que no fuera elespiritual. El conocimiento de uno mismo y el descubrimiento de uno mismo –las palabras “unomismo” se emplean en un sentido trascendental y sublime- eran los objetivos fundamentales.Si las artes tienen su origen en la expresión del Alma que escucha y mira allí donde, para la menteexterior, sólo has oscuridad y silencio, entonces, evidentemente, el Misticismo es una de las artesmás importantes, quizá la más, la apoteosis de la expresión artística. El Místico lleva en su pecho esatranquilidad que con frecuencia aparece en la faz del sacerdote en el altar. Él es el intermediarioreconocido, el portavoz, el que tiene las llaves en sus manos. Como admiten los tiempos y suscompañeros de otras artes, a él se le admite directamente en el interior del Santuario. Por esta razón,sus éxitos también lo son para los hombres de todos los tiempos. Pero sus frecuentes fracasos sereprueban amargamente, como si fueran una perdición de Lucifer. Un mal poeta, un mal músico, esuna vergüenza para este arte, y su nombre cae pronto en el olvido. Sin embargo, un charlatán o unmago impostor ponen en peligro a todo el mundo, arrojando un espeso velo sobre la luz traslúcidadel espíritu, aunque su tarea sea llevársela a los hijos de los hombres. Es por esta razón también queexiste para los pocos elegidos de cada época, de todas las épocas. Glorificado con las bienaventuranzas de todos los artistas y profetas de todos los tiempos sufre ignominiosamente con suvilipendio porque ellos también son Místicos. Está solo. Sumergido en las soledades subjetivas. Alládonde va –y pocos le pueden seguir a menos que también tengan las llaves- se le aclamaelogiosamente con canciones y ditirambos.Lo que el Místico busca no es un conocimiento teórico del Yo Mismo, una filosofía del Universo puramente intelectual, aunque también sea importante. El Místico busca un nivel más profundo deconocimiento. A pesar de toda su retórica sobre lo absoluto de la razón, los lógicos y los filósofos detodos los tiempos han estado siempre firmemente convencidos de la incapacidad e impotencia de lafacultad de raciocinio. Creían que en ella subyacía un elemento de autocontradicción que la hacíainútil en la búsqueda de la realidad suprema. Como prueba de esto, tenemos como testigo a toda lahistoria de la filosofía. Los Místicos creían, y la experiencia lo ha confirmado, que sólotrascendiendo la mente o con la mente vacía de todo contenido y en calma cual un lago de tranquilasaguas azules, se podía atisbar un destello de Eternidad. Cuando las modificaciones del principio del pensamiento se han aquietado o trascendido, cuando se ha dominado el movimiento confusocaracterístico de toda mente normal y lo ha sustituido una serena tranquilidad, entonces y solamenteentonces tiene lugar esa visión de espiritualidad, esa magnífica experiencia de los tiemposiluminando a todo el ser con la calidez de la inspiración y la profundidad.La técnica del Misticismo se divide de forma natural en dos sectores principales. Uno de ellos es laMagia y de él hablaremos en este tratado; el otro es el Yoga. En este punto, se hace necesario elevar una vehemente protesta contra esos críticos que, en oposición al Misticismo –término que da por sobreentendido el proceso de Yoga o Contemplación- aseguran que la Magia es algo completamenteaparte, no espiritual, terrenal y grosero. Sostengo que esta clasificación se opone a las implicacionesde ambos sistemas y es inexacta, como intentaré demostrar después. El Yoga y la Magia, el métodode meditación y exaltación, respectivamente, son fases diferentes que engloba el término Misticismo.Aunque ha menudo se ha abusado o utilizado mal la palabra, aparece constantemente en este libro porque Misticismo es el término correcto para definir esa relación Mística y extática del Yo con elUniverso. Expresa la relación del individuo con esa consciencia más amplia, tanto dentro como fuerade él, cuando, al ir más allá de sus propias necesidades personales, descubre que se ajusta a un propósito más armónico y vasto. Si esta definición está de acuerdo con nuestras opiniones, entonceses evidente que la Magia, igualmente ideada para conseguir esa relación aunque con métodosdiferentes, no se puede colocar en frente y cantar panegíricos sobre las ventajas de un sistemamientras se denigra al otro. porque tanto los mejores aspectos de la Magia como los del Yoga forman parte del Misticismo, el sistema que los reúne a los dos.Se ha escrito mucho sobre el tema del Yoga. Parte de ello es basura y parte es muy interesante. Peroel secreto del Camino de la Unión Real está contenido en el segundo aforismo de los Patanjali Yoga Sutras. El objetivo del Yoga es llegar a la Realidad socavando las bases de la consciencia normalcuando estamos en vigilia, de tal manera que el Sol interior eterno del esplendor espiritual pueda brillar sobre el mar tranquilo que es la mente cuando ha cesado todo pensamiento y derramar unaradiación de luz, vida e inmortalidad que intensificará la mejor parte del hombre. Todas las prácticasy ejercicios de los sistemas de Yoga son pasos científicos y su único objetivo es dejar en suspenso el pensamiento a voluntad. La mente debe poder vaciarse de todo contenido a voluntad. Por otro lado,la Magia es un sistema mnemotécnico de psicología en el que los casi interminables detalles de lasceremonias, los conjuros y demás tienen como objetivo la exaltación de la imaginación y del alma yse trasciende totalmente el plano normal del pensamiento. En un caso, el eje espiritual está situado enlas raíces del árbol y se hace un esfuerzo consciente para socavar todas las estructuras de laconsciencia para que se pueda revelar el alma que está por debajo. El método Mágico, que esopuesto, permite la elevación más allá del plano en el que existen las raíces, los árboles y los ejes. Enambos casos, el resultado es idéntico: Éxtasis, una maravillosa efusión de gozo, raptos salvajes y unaincomparable santidad. Es fácil darse cuenta de que el método ideal para hallar la perla perfecta, la joya sin precio, a través de la cual se puede ver la santa ciudad de Dios, es una juiciosa combinaciónde las dos técnicas. En cualquier caso, la Magia resulta ser más eficaz cuando se combina con elcontrol mental que se consigue por medio del Yoga. Y, de la misma manera, los éxtasis del Yogaadquieren un cierto matiz rosado de romanticismo e inspiración cuando se asocian con el arte de laMagia. No necesito decir que cuando hablo de Magia me refiero a la Divina Teúrgia, venerada y adorada enla antigüedad. Escribo sobre esta búsqueda espiritual y divina; es una tarea de autocreación yreintegración el llevar a la vida humana algo eterno y duradero. La Magia no es esa práctica que creeque la imaginación popular, hija de la alucinación engendrada por la ignorancia salvaje y que mimala lujuria de la humanidad depravada. Debido a la ignorante duplicidad de los charlatanes y a lareticencia de los escribas y de las autoridades, la Magia se ha venido confundiendo durante sigloscon la Brujería y la Demonolatría. Con excepción de algunos trabajos que son o bien demasiadoespecializados o poco apropiados para el público en general, no se ha publicado nada que defina deuna vez por todas lo que es la Magia. En este libro no se hablará en absoluto de filtros de amor ni de pociones, ni tampoco de amuletos para impedir que la vaca del vecino dé leche o para robarle laesposa, ni para encontrar oro o tesoros ocultos. Estas prácticas viles y estúpidas apenas merecen elapelativo, del que tanto se ha abusado, de “Magia Negra”. Este estudio no tiene nada que ver conestas cosas. Aunque, al mismo tiempo, no hay que creer que niegue la realidad o eficacia de esosmétodos. Pero si existe algún hombre que esté ansioso por descubrir la fuente de la que mana lallama de la naturaleza esencial de Dios, debe ser alguien que esté deseoso de descubrir en sí mismouna consciencia más noble y sublime de su espíritu y, de entre todos aquellos en cuyo corazón arde laaspiración de dedicar su vida al servicio de la humanidad, que por lo menos uno dedique susesfuerzos ansiosamente a la magia. En su técnica se pueden encontrar los medios para poner en práctica los sueños más elevados del alma.Las fuentes académicas definen la Magia como “el arte de aplicar causas naturales para conseguir efectos sorprendentes”. Estamos completamente de acuerdo con esta definición –y también con laopinión de Havellock Ellis de que es el nombre que se le da a la corriente de la acción humanaindividual- ya que cualquier acto de la vida en el que podamos pensar es un acto mágico.¿Qué efecto sobrenatural puede ser más asombroso o milagroso que un Cristo, un Platón o elShakespeare, que fue el vástago del matrimonio de dos pastores? ¿Qué hay más maravilloso ysorprendente que el crecimiento de un bebé hasta que se convierte en un hombre maduro? Cada vezque se lleva a cabo un acto de voluntad –levantar un brazo, pronunciar una palabra, la silenciosagerminación de un pensamiento- se está realizando, por definición, un acto mágico. Sin embargo, losefectos “sorprendentes” que la Magia busca lograr ocupan un plano de acción ligeramente diferenteque las que se acaban de enumerar aunque la última, por ser tan corriente, es sin embargosorprendente y taumatúrgica. El resultado que la Magia aspira a conseguir, sobre todo, es lareconstrucción espiritual de su propio universo consciente y, posteriormente, del de toda lahumanidad; es el mayor cambio concebible por la imaginación. Por medio de la técnica de la Magia,el alma echa a volar, directa como una flecha impelida desde un arco, hacia la serenidad, hacia un profundo e impenetrable reposo.Pero es el hombre y sólo él quien puede tensar la cuerda del arco; nadie puede hacerlo por él. En estacláusula es donde se esconde el defecto. La “salvación” la debe provocar y desarrollar uno mismo.Las esencias universales y los centros cósmicos están siempre presentes, pero es el hombre el quedebe dar el primer paso, como dijo Zoroastro en los Chaldaean Oracles: “Los benditos inmortalesestán pronto para llegar”. La causa y el que hace su propio destino es el hombre. Según actúaconforma el curso de su futura existencia. Y no sólo eso, sino que tiene en la palma de la mano eldestino de toda la humanidad. No muchos individuos tendrán fuerzas para despertar el dormidocoraje y la inexorable determinación que rigen el universo de forma que, por un camino directo ylibre de obstáculos, se pueda conducir a la humanidad hacia un ideal más noble y un modo de vidamás gratificante y armonioso. Si sólo hubiera unos pocos hombres que se dedicaran a descubrir loque son en realidad y a descubrir más allá de toda duda la chispeante refulgencia de la gloria brillantey de la sabiduría que arde en su corazón, a descubrir los vínculos que les conectan con el universo,entonces creo que habrían conseguido no sólo su objetivo individual en la vida y realizado su propiodestino, sino, lo que es mucho más importante, el destino del universo considerado como un vastoorganismo vivo de consciencia.¿Qué quiere decir encender una vela? En este proceso, sólo la parte superior de la vela es donde estála llama. Aunque sólo se enciende la mecha, corrientemente se habla de la vela como si estuvieratoda encendida e iluminara la oscuridad que la rodea. En este ejemplo podemos encontrar unasugerente referencia que tiene una aplicación significativa al mundo en su conjunto. Si solamentehubiera unas pocas personas de cada país, cada raza, cada pueblo del mundo que se encontraran a símismas y entraran en santa comunión con la auténtica Fuente de la Vida, entonces debido a suiluminación se convertirían en la mecha de la humanidad y arrojarían una aureola de oro,resplandeciente y gloriosa, sobre el universo. En estos individuos que constituyen una minoría casimicroscópica de la población del globo y que están deseosos de dedicarse a una causa espiritual, yacela única esperanza de redención de la humanidad. Eliphas Levi, el famoso Mago francés, aventurauna opinión novelesca relacionada con este problema y que creo que arroja un rayo iluminador sobreesta proposición. Escribe: “Dios crea eternamente al gran Adán, el hombre perfecto y universal, quecontiene en un solo espíritu todos los espíritus y todas las almas. Por lo tanto, las inteligencias vivendos vidas a la vez, una general, que es común a todas y la otra especial e individual”.Este Adán protoplástico recibe el nombre de Hombre Celestial en la obra Cabalística El Libro delEsplendor y comprende en un solo ser, como observa el erudito Mago, las almas de todos loshombres y de todas las criaturas, todas las fuerzas dinámicas que laten en cada porción del espacioestelar. No deseo entrar en metafísica en este momento ni discutir si este universo primordial lo creóDios o, simplemente, ha evolucionado a partir del espacio infinito. Todo lo que deseo considerar ahora es que la totalidad de toda la vida del universo, vasto y amplio, es este ser celestial, laSuperalma, como la han llamado algunos filósofos, creado eternamente en los cielos. En este cuerpocósmico, nosotros, individuos, bestias y Dioses, somos las pequeñas células y las moléculas, cadauno con una función que llevar a cabo en la política social y para el bienestar de esa Alma.Esta teoría filosófica admirable sugiere que, lo mismo que en el hombre de la tierra, existe unainteligencia que gobierna las acciones y los pensamientos del hombre. Y, de la misma manera,figurativamente hablando, existe en el Hombre Celestial un alma que es su inteligencia central y sufacultad más importante. “Todo lo que existe sobre la Tierra tiene un equivalente espiritual en lasalturas y no existe nada en el mundo que no esté relacionado con algo Superior y que no dependa deello”. Esto lo escribieron los doctores de la Cábala. De la misma manera que en el hombre lasustancia gris del cerebro es la parte más sensible, refinada y nerviosa de todo el cuerpo, los seres más sensibles, desarrollados y avanzados espiritualmente de todo el universo abarcan el corazón, elalma y la inteligencia del Hombre Celestial.En resumen, que los pocos que acometan el Gran Trabajo, es decir, encontrarse a sí mismos desde un punto de vista espiritual e identificar su propia consciencia con las Esencias Universales, comoIamblichus las denomina, o los Dioses, son los que constituyen el corazón y el alma del HombreCelestial; ellos son los servidores de la Humanidad. Llevan a cabo el trabajo de la redención ycumplen el destino de la Tierra.El Misticismo –la Magia y el Yoga- es el medio, por lo tanto, para alcanzar una nueva vida universal,más rica y gratificante, libre como los rayos del sol y graciosa como cuando se abre una flor. Paraque el hombre la tome



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