Según el testimonio del propio padre Ernetti, el cronovisor vaticano captó episodios históricos como discursos de Mussolini, Napoleón en la batalla de Waterloo, escenas de las tablas de la Ley con la inscripción original que recogió Moisés, la destrucción de Sodoma y Gomorra, y escenas de la vida de Jesús de Nazareth, como por ejemplo sus últimas palabras antes de morir.
Una de las fotografías facilitadas, supuestamente, por el Cronovisor vaticano, en la que aparecen, supuestamente, Jesús y algunos de sus discípulos, caminando por un camino a través de los campos. En cuanto a las pocas fotos que Ernetti facilitó, han sido muy polémicas.
Estas pruebas fotográficas han llevado a los investigadores a pensar en dos posibilidades: o bien el asunto del cronovisor era un fraude, o bien el Vaticano no estaba interesado en difundiar las fotografías auténticas. Pero en el caso de que todo fuera una mentira, ¿Qué ganaban todos ellos con fabricar un fraude así?
El fundamento teórico del Cronovisor se basa en el principio físico de que la energía no se crea ni se destruye sino que se transforma. Según Ernetti, las ondas visuales y sonoras son energía, y por lo tanto, están sometidas a las mismas leyes físicas que la materia. Las ondas sonoras y visuales, una vez emitidas, no desaparecen sino que se diluyen o decodifican, y el aparato cronovisor precisamente lo que hace es que vuelve a recomponer o codificar de nuevo las mismas imágenes y sonidos a su estado original, mostrándolos sobre una pantalla.
Es decir, que según esta teoría cronovisora del padre Ernetti, el Cronovisor sólo podría recomponer escenas y sonidos que ya hubieran sido emitidos previamente en el Pasado, pero el artefacto no podría ser capaz de recomponer las ondas visuales y sonoras del futuro puesto que todavía no se han producido nunca. El cronovisor no puede reproducir señales que aún no han ocurrido nunca.
De ahí el salto cualitativo asombroso y revolucionario que supone un artefacto enigmático y mítico de la historia de la humanidad: la reliquia sagrada de la Mesa de Salomón, que también lo podríamos llamar el Ordenador de Salomón. Puesto que la Mesa de Salomón es una máquina avanzadísima capaz de ver y oir tanto las escenas del Pasado como las escenas del Futuro.
Pero además no solo eso sino mucho más. Porque la Mesa de Salomón no solo ve en el tiempo, sino que además hace, es decir, construye, transformando los planos y los proyectos en materia real. De ahí que el Rey Salomón construyera muchos objetos con la ayuda de su Mesa, como por ejemplo oro puro de ofir, vehículos voladores, o cualquier otro tipo de objeto.
Según las antiguas leyendas árabes, recogidas por ejemplo en libros como “Ali Baba y los 40 ladrones” y “Las Mil y una noches”, la Mesa de Salomón consistía en una mesa que sujetaba un espejo mágico, y a través de ese espejo, se podían ver imágenes de otras épocas; esta sería una descripción antigua propia de testigos de un tiempo muy remoto, que han visto imágenes en una pantalla parecida a una televisión pero que no saben qué es exactamente. Sería un caso parecido a una persona del año 3.000 a.C. que se queda muy sorprendida al ver una televisión moderna.
La tecnología que manejó el Rey hebreo Salomón era mucho más avanzada que la tecnología que manejó el grupo de científicos que trabajaron en el proyecto del padre Ernetti, puesto que la sabiduría que tenía Salomón era una sabiduría sobrenatural que Dios Yahveh le concedió al Rey de Israel.
Al final, cuando la noticia de la existencia del cronovisor salió al público en muchos medios de comunicación, el Papa y la cúpula gobernante del Vaticano dieron órdenes de confiscar el invento de Ernetti y de guardar silencio absoluto sobre el asunto de la máquina visora del tiempo, prohibiendo al padre Ernetti y a su equipo científico volver a hacer ningún tipo de declaración ni comentario más sobre este asunto ni a la prensa ni a nadie. El Cronovisor fué clasificado como materia “secretum omega”, que es el máximo secreto para el Vaticano.
El sacerdote católico francés Francois Brune, experto en técnicas de transcomunicación, conoció al padre Ernetti en 1964, 8 años antes de que se destapara la noticia del cronovisor en la prensa, y fué siempre un gran amigo personal de Ernetti.
Se dice que Brune recogió el “testamento” de documentos de Ernetti. Brune, evidentemente, tiene mucha información, pero sobre todos los sacerdotes católicos pesa una orden expresa del Papa de no hablar del cronovisor.
Según Francois Brune, Ernetti no confiaba mucho en el Vaticano y depositó copias de los planos del cronovisor ante dos notarios, uno de Suiza y otro de Japón.
Brune también ha declarado que el cronovisor no podía coger primeros planos en sus imágenes, sino planos generales, por lo que las fotos difundidas no habrían sido auténticas.
En el monasterio benedictino de la pequeña isla de San Giorgo Maggiore, en Venecia, es en donde creen algunos investigadores que permanece guardada la máquina de la cronovisión vaticana, desde que el Papa Pío XII ordenó su secreto; ya que aquí Alfredo Ernetti pasó una gran parte de su vida. En el caso de no estar aquí, estaría en el Archivo Secreto Vaticano.
La tecnología actual de computadoras está intentando imitar la interfaz y la tecnología de la Mesa de Salomón, fabricando mesas computadoras con pantallas de superficie, que puede tener múltiples usos, desde didácticos, ilustración de proyectos de empresas, pantallas interactivas, de uso táctil, para varios usuarios a la vez, y también para juegos de mesa en locales de ocio, etc…
Esta tecnología de computadoras de superficie ya está siendo desarrollada por las fuertes compañías internacionales de computadoras y software como Microsoft Corporation.
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Si algo seguro demostró la historia del Cronovisor fué que al Vaticano no le interesa que se haga pública una máquina capaz de mostrar a la gente la verdad de lo ocurrido durante toda la historia pasada de la humanidad. Porque entonces se conocerían todas las miserias, mentiras, estafas y crímenes perpetrados por todos los poderosos de la Historia, incluído el Vaticano.
Por lo tanto, es normal y natural que el Vaticano tampoco esté interesado en sacar a la luz pública un instrumento prodigioso como la Mesa de Salomón, ya que no quiere que se descubran sus vergüenzas históricas ni quiere tampoco que la gente llegue a saber la verdad sobre cualquier cosa, pues eso podría invertir el orden de las cosas, e incluso cambiar la civilización actual.
Para el Vaticano, la Mesa de Salomón es mucho más peligrosa aún que el Cronovisor del padre Ernetti, porque es un artefacto mucho más potente y puede ver el Futuro además del Pasado.
Por eso el Secreto de Toledo, que se guarda en la Cueva de Hércules, está clasificado por el Vaticano con el máximo secreto, materia reservada vaticana “secretum omega”.
El investigador Alberto Canosa, descubridor de la Cueva de Hércules, nos habla acerca de la Mesa de Salomón como máquina visionadora del tiempo y de las consecuencias de su descubrimiento.
La Mesa de Salomón, el mejor Cronovisor de la Historia. A los poderes de la Tierra no les interesa que aparezca una máquina que muestre la verdad de toda la Historia. Por Alberto Canosa.
Si quieres participar en el Proyecto de Descubrimiento de La Cueva de Hércules y la Mesa de Salomón, pulsa en la siguiente fotografía:
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