El tiro de gracia a la democracia Maderiasta Masónica
Hay muchas evidencias de que el general Aurelio Blanquet, que decía haberle dado el tiro de gracia al Masón Maximiliano, y ordeno los dos asesinatos, con la anuencia de Huerta. Cuando la muerte de Madero y Pino Suarez le fue comunicada al Masón Lane Wilson embajador de los Estados Unidos en México , este no mostró ni sorpresa ni reprobación. (El 19 de noviembre de 1915 el diplomático americano John Lind declaró en Minneapolis, Minnesota, que Henry Lane Wilson habia tenido conocimiento previo de que Madero iba a ser asesinado). El maestro masón licenciado Luis Manuel Rojas (1), obrando con sinceridad y sirviendo al mismo tiempo de instrumento de la masonería mexicana , que al morir Madero se da cuenta de que le conviene convertirlo en bandera, telegrafió al presidente Taft:"Yo acuso a Mr. Henry Lene Wilson, embajador de los E.U. en México, ante el honrado criterio del gran pueblo americano, como responsable moral de los asesinatos políticos de Francisco I. Madero y José María Pino Suarez... Yo acuso a Mr. Henry Lane Wilson, el embajador, de haber urdido en contra del gobierno legitimo de México, representado por el presidente Madero y por el Vicepresidente Pino Suarez, la amenaza de una inmediata intervencion armada de los E.U. durante los días del combate en las calles de nuestra ciudad capital... Yo acuso a Mr. Henry Lane Wilson, de haber tenido conocimiento oportuno del golpe de estado que el general Huerta estaba preparando de acuerdo con el general Felix Diaz, y de haber recibido en la embajada americana a los enviados de estos dos jefes, que deseaban contar con su apoyo antes de consumar su atentado a la legalidad... Yo acuso a Mr. Henry Lane Wilson de haber sabido que los senores Madero y Pino Suarez iban a ser sacrificados con el pretexto de una imperiosa necesidad, no obstante que los generales Huerta y Felix Diaz habian hecho una promesa solemne en presencia de los representantes extranjeros, incluyendo al embajador Wilson, de que si los prisioneros firmaban su renuncia, sus vidas serian respetadas y se les permitiria salir inmediatamente para el extranjero... Yo acuso al embajador Wilson de haberse inmiscuido personalmente en la politica de Mexico". Tratando de encubrir sus propios enjuagues que realizaba en México, la masonería americana Yorkina , a traves de "The New Age Magazine", atribuyo el derrocamiento de Madero a los católicos y en su numero de octubre de 1913 decía que el Partido Católico Romano de México trataba de apoderarse de los destinos del país. Otras fuentes simplemente atribuyen el derrocamiento al "pueblo" y explican el fenómeno diciendo que Madero era muy torpe y que el "pueblo" comenzó a dar muestras de descontento y propicio el estallido de los cuartelazos. Pero ni el Partido Católico tenia medios de mover a los generales revolucionarios para que traicionaran a su jefe Madero, ni el pueblo había realizado la conjura de la embajada. La realidad es que el embajador Henry Lane Wilson alentó al movimiento para derrocar a Madero, que contra todo lo que pudiera pensarse por su porte humilde y sus modales suaves, NO ERA MANEJABLE Y SUMISO cuando se tocaban puntos de sus mas intimas convicciones. Pertenecía a ese tipo de hombres que son débiles en su porte externo y muchas veces hasta en la forma de exteriorizar sus anhelos, pero que en el fondo son inflexibles; podría decirse que es una dureza disimulada en sedas y en modestia innata. Eso era en parte lo que sacaba a Lane Wilson de quicio; veía a Madero Pequeño y hasta ridículo y sin embargo no podía dominarle. Y alrededor del Masón yorkino norteamericano Wilson, que minaba la autoridad del Presidente, fueron agregándose unos cuantos cesantes del antiguo régimen, como el Masón Felix Diaz y Reyes, o ambiciosos como Blanquet y Victoriano Huerta. Para el propósito masónico norteamericano de imponer determinados rumbos a la Revolución Mexicana, como el punto sexto que desfiguraba el anhelo mexicano sobre la reforma agraria, la negativa de Madero a seguir "consejos" de Lane Wilson y su gran popularidad eran un estorbo. Y a fin de eliminarlo se aprovecho a Felix Diaz, a Blanquet, a Mondragon, a Huerta, etc., como ariete, hasta desembocar en ciega furia con el asesinato del propio Madero por una "imperiosa necesidad", que Lane Wilson aprobó, según la acusación del maestro masón mexicano y diputado Luis Manuel Rojas, que estaba enterado de aspectos secretos de la conjura. El sueño democratizador de Madero, hombre limpio, victima de su ideal masónico democrático , terminó en sangre en la sombría Penitenciaria de Lecumberri. Para entonces las perdidas sufridas en México debido a los desordenes de los dos aaños anteriores, ascendían a 3,412 millones de pesos. El país estaba nuevamente despilfarrando energias y paralizando su progreso
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