“EHIÉ ASHER EHIÉ”
“Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros, tal vez me digan: ¿Cuál es su nombre?, ¿Qué les responderé? Y dijo Dios a Moisés: “Ehié Asher Ehié” (Yo soy el que soy) ex 3:13-14.
“Ehié asher ehié”.
Esta frase tiene su traducción específica, sobre todo si se recure a sus raíces etimológicas de las palabras, sin embargo, por la confusión que generaron las diferentes traducciones de un idioma a otro, más el caos que generó la aparición de los acentos como vocales, son más las interpretaciones que las traducciones, sobre las que destacan: “Yo soy el que soy”, “Yo soy él que seré” o “Seré lo que seré”.
“Yo soy el que soy”.
Esta frase hablas un Dios hermético, que solo es comparable a sí mismo, que es el absoluto a la vez que proyecta la idea de un Dios terminado, estático, inmutable e infinito, y por lo tanto, incognoscible, que descalifica la “razón y propósito” de la existencia del mundo y de la humanidad.
“Yo soy el que seré” o “seré lo que seré”.
Esta frase habla de un Dios dinámico en formación; El hombre, no puede conocerse por la relación consigo mismo, sino con el entorno, Dios como una unidad absolutamente estricta tampoco, por ello el cabalista hebreo dice: “Dios se amó tanto, que deseo conocerse a sí mismo, para ello, creo un espejo donde podría verse reflejado”.
“Dios es amor que cuanto más se posee, más se esconde”.
El conocimiento del hombre no puede ir más allá de su razón. Dios como amor atrae al hombre, sin embargo, conforme el hombre se acerca a él, éste se aleja escondiéndose más, porque ambos, hombre y Dios evolucionan juntos, y el Dios-Ideal se aleja y se vuelve más complejo y difícil de alcanzar en grado y proporción a la evolución humana.
“Dios es acción”.
Existo mientras soy consciente de mí mismo a través de la acción, y esto implica voluntad, consciencia y propósito. Existe un ritual que en palabra más o menos, dice: “El ser en sus incesantes esfuerzos por ser y conservar su existencia, se expandió, múltiples se hicieron sus formas y compleja su naturaleza”, esto me recuerda a Rene Descartes que dijo: “Pienso, luego existo”, el pensar es una facultad, no un ser, sin embargo es una manifestación de su existencia. El pensar es acción.
“Todo está integrado en un solo ente o ser”.
Un musulmán dijo: “Si tú eres capaz de cambiar, cambia contigo el universo, y contigo cambia Allah”, y continua diciendo: “Allah nunca fue un ser. Nunca fue un Dios terminado, porque entonces el mundo no tendría verdadero sentido”. El musulmán clama: “No hay dioses sino Allah. No hay nada sino Allah. No hay otra realidad sino la realidad única. Allah es la luz de los cielos y de la tierra. Dondequiera que dirijas tu mirada, allí encontraras la faz de Allah”… En el ámbito místico, la luz es un símbolo de la consciencia. El judío también clama: “Él (D’os) es quien siempre ha existido, Él es quien permanece existiendo y Él es quien siempre ha de existir. Él es eterno”.
“Dios es una esfera infinita, cuyo centro se halla en todas partes, y su circunferencia en ninguna”.
Este místico filósofo, habla de un Dios cuya esencia y consciencia, envuelve y compenetra todo cuanto existe, y cuyos límites no es posible alcanzar o percibir por el hombre. Habla de un Dios que se experimenta a sí mismo, a través de la partícula subatómica más pequeña, hasta los cuerpos o conjuntos más complejos del universo.
El hombre en su búsqueda de Dios, se descubre gradualmente a sí mismo, porque toda realidad es un reflejo de él mismo.
El Dios del hombre inicia en el hombre.
El hombre le ha dado múltiples nombres y formas a Dios, sin embargo no creo que le importe mucho, y lo mismo responderá en alguna forma y grado, con cualquier nombre con el que se le llame, porque de hecho, Dios inicia en el hombre que lo invoca.
En , como en el libro de Israel Regardie < El árbol de la vida>, el oficiante invoca a los dioses en primera persona, como: “Yo soy Horus, el halcón que vuela cerca del sol”, lo que el oficiante intenta es despertar en él mismo las cualidades latentes del Dios en cuestión, por eso digo: “Dios inicia en la persona que lo invoca”… Esto me recuerda al salmo 82, y a 1 Cor. 3:16.
Conclusión:
“Dios es un ente, cosa o ser que tiene existencia real o imaginaria”. A Dios nadie lo ha visto jamás, según lo afirma la biblia en Juan 1:18, por lo tanto, el Dios del hombre, es un “constructo psicológico”, un ideal y anhelo nacido en la mente humana. Dios como “idea” es consustancial a la mente que lo creo. “El pensamiento conduce a la perfección al objeto pensado, y el objeto es forma del pensante”.
Dios la causa primera, permanece oculto más allá de los tres velos de “Ain Soph Aur” de la cábala; El Dios del hombre, es “El pensamiento elevándose a su idealidad y tomando posesión de su propia divinidad”.
Repito: El conocimiento del hombre no puede ir más allá de su razón.
Mente, consciencia y razón del hombre es la medida de su realidad, y sus ideas reflejan lo que él es.
“Quizá la historia universal es la historia de unas cuántas metáforas”, escribe Borges en 1951.
Es cuanto mi opinión, pensar y sentir.
Fraternalmente.
Lázaharo Hael,’,
Nota:
Palabras, símbolos y alegorías, no son verdades por sí mismas, solo señalan hacia ellas.
El presente, son, reflexiones y meditaciones personales, no necesariamente representan la opinión de la orden.
No escribo para todos, pero, todos son invitados a leer.
Culiacán, Sinaloa. México. A 12 de marzo del 2017.
Bibliografía.
El libro de los 24 filósofos.- Autor anónimo. 1999.